viernes, 30 de diciembre de 2011

Las Mishky Stories de Gonzalo del Rosario

No es la primera vez que les he comentado sobre los libros que por casualidades propias de las circunstancias llegan a mis manos, y tampoco es la primera vez que les he comentado sobre el autor Gonzalo Del Rosario, natural de Trujillo y uno de los últimos escritores jóvenes que están apostando por la literatura como forma de vida, cosa bastante rara en el ámbito norteño, al menos. En esta ocasión Gonzalo nos trae su última producción Mishky Stories, cuentos, o microrelatos que me parece la palabra más apropiada para encasillar literariamente este libro.

Mishky Stories es un libro de microrelatos que compila textos previamente aparecidos en la antología Generación DROG y el híbrido Losocialystones, junto a otras narraciones breves inéditas del autor. 

El librillo, de más o menos 15 cm de largo por 10 cm de ancho (algo como un tamaño A6), es una edición de bolsillo de la nueva editorial IncertidumbrEditores, de Trujillo, tamaño que considero bastante apropiado para llevar y traer en distintos modos y que también considero, aún con mayor énfasis, una ventaja para inmiscuir la literatura en más ámbitos, incluso en aquellos en donde un libro es considerado un artefacto de aburrimiento o de significancia nerd.

Cuentos como Rompimiento, Escribiente y Carroza están entre mis favoritos, y en donde se comprueba el gusto de Gonzalo por el humor negro y el sarcasmo a la hora de escribir, lo cual nos asegura por otro lado una lectura divertida y ágil.

En fin, Mishky Stories es un ejemplar de microficción de lectura bastante fresca, juvenil y creativa, recomendado para mayores de 15 años, y lo mejor, es la alegría de saber que el arte aún vive a pesar que el mundo esté por acabarse.

Felices fiestas!!

lunes, 26 de diciembre de 2011

Globos de colores




Me duele la cabeza insoportablemente, debe ser porque tomé tanto aguardiente anoche o porque hace tres días que no puedo dormir con dignidad o porque hace tres días permanezco despierta con insomnio, el mejor amigo de los ansiosos, los deprimidos y los viciosos. Me duele la cabeza de los ojos para arriba y casi llegando a la nuca, podría asegurar una migraña pero me da flojera pensar en las causas de este mi dolor. Desafío entonces los 29°C de Chiclayo dándome una ducha. El agua aplasta mis ojos como a dos huevos y sin querer (o tal vez queriendo) comienzo a beber del agua que resbala por mi cara, es una sensación tan placentera que me distraigo del dolor mío y pienso en las cataratas del Niágara, en la piscina del condominio de Riverhead, en la playa de Hampton Bays cuando Miao y Wu vieron por primera vez el océano Atlántico. De pronto el agua fría que cae sobre mi cabeza se vuelve un poco menos fría, menos fría hasta ponerse tibia, más tibia, casi caliente y a pesar del calor no se siente nada mal. El agua vuelve a ponerse fría y recuerdo que me duele la cabeza. Ya en mi cuarto nuevamente escucho a mis palomas Mona y Lisa cantar o parvear, presiento que las pobres se mueren de calor o de dolor de cabeza al igual que yo, ni modo, darles una pastilla podría ser fatal, no quisiera que se enfermen y mucho menos un sábado por la tarde. Sobre mi cama, con muchos grados Celsius alrededor y el consiguiente dolor de cabeza, no hago más que cerrar los ojos y pensar. Pienso entonces en unos globos que penden del bastante alto techo de una habitación y yo trato de tocarles el rabo pero no alcanzo por más que me esfuerzo; pero los globos están  ahí y con eso ya es bastante, no cualquiera encuentra tantos globos en una habitación desconocida, así que salto y salto para coger alguno de los globos hasta que me doy cuenta que me he quedado dormida y despierto. Entonces vuelvo a pensar y recuerdo que la semana pasada una amiga me llamó y me pidió acompañarla a hacerse un baño de florecimiento. La acompañé entonces y llegamos a la casa de un señor brujo. Era en un lugar muy peligroso y apartado de Chiclayo llamado Puente Blanco. Dentro de la casa, junto a la puerta principal, pude observar una mesa de carpintería. Una voz nos dio la bienvenida y nos hizo pasar, era el Señor brujo que lejos de parecer un chamán supe de inmediato que era el carpintero responsable de las virutas que inundaban el suelo y emanaban un olor tan rico. Silvana, mucho gusto, me presenté. Él también dijo su nombre pero confieso que no lo recuerdo. Muchas veces amigos, amigas me reclaman por no recordar lo que me cuentan y no es que signifique poco o nada, sino que no nací con una espectacular memoria, lo siento. Fuimos tres chicas así que mientras una se daba el baño con flores y azahares las otras dos conversábamos con el Señor brujo. Le hice muchas preguntas respecto a su trabajo las cuales iba respondiendo con bastante humildad. Estaba sorprendida de poder hablar con tanta soltura con un señor tan mayor y por lo tanto tan sabio. A las personas mayormente no les gusta responder tantas preguntas y mucho menos a la gente mayor. Fue tan fluida la conversación que sentí la confianza de contarle algunas cosas personales al Señor brujo y, cosa sorprendente, me escuchó con atención, y de cierta manera me aconsejó diciéndome que haga un par de cosas que no les contaré pero que hice y que no tienen nada que ver con la brujería o los baños de florecimiento. Al cabo de un rato dejamos la casa y fuimos a comer Fruto del Mar, mi cebiche favorito y producto de los dioses marítimos. Eso fue lo que pasó. De nuevo en la cama, siento que el sueño quiere apoderarse nuevamente de mí, y puedo ver la habitación con el techo altísimo y lleno de globos de colores. 



viernes, 2 de diciembre de 2011







Los ojos, el cabello, el sueño, las miradas
El equívoco parecer de una mano que ondea un pañuelo
con el de otra que saluda
con el de otra que limpia los infinitos vasos que sirven la
                                                                                                                                Vida.
Las hebras del silencio me han transformado en una loca
que apunta con una espada a la espalda
de los asesinos.
El amor se convierte ahora en una copa vacía
entonces me disipo solitaria,
corriendo sin dejar de transformarme
                                                                                                                                En vida.
La noche es un centauro ciego que me devora toda
que me devora y escupe
Y en mis ojos puede verse la palidez del dolor.
Quisiera que tus pies, ahora, corran peregrinos y descalzos
hacia el templo decadente, 
infiel, 
profano.

jueves, 13 de octubre de 2011

La gravedad



Esta sed que se me cae de los ojos
No es flor de un día:
La conozco.
Ni bien, ni mal, ni bien.

Qué desastre comerme un pan
que una pobre rata
ha despreciado
Qué desgracia llamarle lunes
A un martes
Y a un martes llamarle nada,
Quedarme muda.

Esta sed, que se me cae
por todos lados,
Se ha vuelto tras la colina,
un pozo.
Esta sed moribunda, despreciable
Esta sed saciada
Saciadisima
Esta sed que se volvió sueño
Jornada laboral, huelga, juerga
Qué desgracia llamarle hambre,
Llamarle sed
¡Qué
sedienta 
desgracia 
beber!


domingo, 18 de septiembre de 2011

Otro



Estoy alejada de la verdad como un barco.
Y huelo a asfalto.
Si la verdad fuera una luz, me taparía los ojos dejando entrever una pupila vacía.
Si la verdad fuera un barco no sería entonces yo.
Si la verdad fuera un barco, sería de papel.
Se hundiría,
desaparecería.
Estoy alejada y puedo ver.
Tuve que subir a una montaña que no era
Kennesaw
para ver que el pueblo entero
se consumía en llamas.
Nuestro color es el amarillo.
Y nuestra piedra la de la calle.
Y nos gusta creer en horóscopos
por los pretextos.
Me gusta que tengamos pretextos.
Inventar casualidades,
ya sabes cómo soy.
Ayer pasé tanto tiempo en cama
que me convertí en almohada
y se sentía bien y púrpura.
Salí a caminar con los búhos
y los gatos de la noche.
La calle era una lengua inmensa
que me lamía la cara
como un perro bastante amigable.
Soy sólo un pie caminando cuando no estás.
El camino es tan bello
que más bien quisiera ser ojo.


jueves, 15 de septiembre de 2011

Kavafis

Uno de mis poemas favoritos


ITACA

Cuando emprendas el regreso a Itaca,
ruega que el camino sea largo,
lleno de aventuras, de conocimiento.
A los Lestrigones y los Cíclopes,
al irritado Poseidón, no les temas;
no hallarás tales cosas en tu camino
si tu pensamiento es elevado, si una sublime
emoción embarga tu espíritu y tu cuerpo.
A los Lestrigones y los Cíclopes,
al feroz Poseidón, no los encontrarás
si no los llevas en tu alma,
si tu alma no los pone ante ti.

Ruega que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que lleno de placer y alegría
entres a puertos vistos por primera vez;
detente en los mercados fenicios
y adquiere hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano,
y toda clase de perfumes voluptuosos,
todos los perfumes voluptuosos que puedas;
visita muchas ciudades egipcias
para aprender más y más de los sabios.

Ten siempre en tu mente a Itaca.
Tu meta es llegar allí.
Pero no apresures de ninguna manera el viaje.
Mejor que dure muchos años,
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que Itaca te dé riquezas.

Itaca te dio el hermoso viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Pero ya no tiene nada para darte.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado.
Tan sabio como has llegado a ser, con tanta experiencia,
ya habrás comprendido qué significan las Itacas.





Desesperación: un sello que te colocaron súbitamente, sin darte cuenta, al nacer. 
Hoy no me es posible huir de aquello que llaman compromiso. Hoy no me es posible ser yo misma porque hace mucho que me lo prohibí. Y hoy, descabelladamente, guardo un billete debajo del colchón.
Recuerdo un cuento que me contaban de pequeña, era sobre una niña que abría la llave del caño y comenzaba a brotar sangre, en vez de agua. recuerdo que adoraba ese cuento pero, por alguna razón, no puedo recordar el final. No puedo recordar aquel, ni mi final, aunque muy en el fondo lo conozco, sin sorpresa ni asombro ni miedo ni fatalidad. Ni siquiera con pudor.
Recuerdo de la tele un hombre caminando sobre clavos, un hombre caminando sobre carbones encendidos, su rostro compungido tal vez más por el miedo escénico que por la concentración o que por la meditación o que por el dolor contenido.
Recuerdo que odiaba la música.
Recuerdo que odiaba las responsabilidades.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Un poema





Me preocupa la fragilidad de los días,
su humeante rutina de faroles que se encienden
y apagan sin importar las monedas que caen de nuestros bolsillos.
Pero sé que mi preocupación es insana
y que no parará hasta verme parpadear el día entero,
sumergida en un lago sin orillas,
sin oxígeno, sin pétalos que me velen,
sin la posible cordura del futuro.
Creo que no me alcanza la vida para reptar.
Creo que de reptar, sería la fugitiva de un tiempo bastante invisible.
Porque sólo para los animales el tiempo no existe.
Heme entonces aquí, de mañana vestida con pies que calzan de hierro,
con la estúpida paciencia
de un becerro a media noche.





miércoles, 17 de agosto de 2011

Buena suerte.










Me cansé de esperar en el tiempo y en el espacio. Las gradas que conducen a la escalera que conduce hacia la profundidad son resbalosas, no las soporto; no las he tolerado. El hecho es que no las he tolerado y esforzarme por tolerarlas sería forzar mi salto al abismo, mi salto sin pies. La tele tiene algo que yo no tengo. El cine tiene algo que yo no tengo. El teatro, la danza, la pintura. La pintura, la pintura.
La poesía se escabulle de mis cosquillas, se siente penetrada intempestivamente por mi soso andar y huye.
Los relojes no se han hecho para mi, a menos que sean de arena.
Mis amigos dicen que el viento se ha enredado en mi cabeza, que el pelo mío es un acertijo y yo callo y pienso si existen las hadas, si Ares maldice a los buenos, si un duende camina de tarde, solo, hacia el camino oculto en el bosque.








martes, 19 de abril de 2011

lunes, 18 de abril de 2011

Fe.




Tengo fe

En la poesía viva

Que aguarda debajo de la tele

Entre las 3 y las 4

Tengo fe en la poesía administrativa

En la poesía de Enfermería

Tengo fe en la poesía burocrática

Aquella que se burlaría de las tintas,

Los billetes, los horarios.

Y también le tengo fe

A la poesía que duerme la mona

Y a la muda poesía.

Tengo fe en que un día

Ni el cincel ni el pincel ni las teclas

Tendrán que ver

Con la poesía.



martes, 12 de abril de 2011

Demórate !

Hueco



Apagarse o encenderse.
Todos los vagabundos alguna vez mencionan
morir.
Todos los ciudadanos vagabundos alguna vez
mencionan
rata
pozo
vértice
hematoma subdural.
Pérdida
de sangre
de plata
de pudor.
Hay un par de pueblos escondidos
cuyos nombres comienzan con la letra
S.
Dicen que están destruidos
pero un pastor
Un pastor
1 Pastor
les ronda la cintura
la espalda
les lava los pies
por un poco de pasto
para sus
ovejas.
Y se duerme plácidamente
entre las ruinas de una casa
cuya energía
está
perdida.
La oveja más fiel se llama
Mantis.
La oveja más infiel se llamaba
Celina,
pero ahora se llama Osiris
y trabaja en una fábrica de
panetones.
Tiene los dientes amarillos
y no sabe leer.
Quisiera que todos
sus nombres
sean estatuas
de piedra.


viernes, 8 de abril de 2011

Mona



Ni modo, no hay manera de devolverle a Mona el pedazo de extremidad superior que le falta. Lo único que puedo hacer es tomarla entre mis manos de vez en cuando y pedirle perdón. ¿Qué hace una persona tan obstinada como yo esta tarde frente al muelle? Pensar en Mona, supongo, en su ala rota. Es una paloma con el ala rota, por más cliché que suene. Es una paloma africana sensacional, temperamental que he conocido gracias a una escabrosa casualidad. Sigo caminando en el muelle y me parece ver de lejos un barco, lo cual es completamente normal en el mar, entonces busco algo inusual y no lo encuentro. Cierro los grises ojos, cierro las canas, cierro los pies abiertos como dos latas de atún. Me pregunto si algún día esto cambiará, y si algún día podré conversar con alguien sobre esto sin darme por víctima y victimaria a la vez. El ruido del mar me produce frío a pesar del calor, se siente bien sentirme tan vulnerable.
Las horas pasan y ya está oscureciendo. Casi nadie viene a esta playa por eso cuando vengo hablo sola, hablo muchísimo sobre miles de temas distintos y me da risa y me río sola también. El mar no está tan debajo mío, de hecho no sería tan difícil saltar y nadar un poco de no ser por la cobardía con el frío. Se hace de noche, una estrella cuyo brillo se hace eterno cada día acompaña el cielo como un lunar enamorado. Ya tengo ganas de volver. Tengo ganas de la cama agradable y equivocada, de un mate de coca bien caliente, de la televisión barata pero que no estorba y que sobre todo no le hace muecas a mis dedos necios.
Mañana es sábado y no tengo absolutamente nada que hacer. Quisiera tomarme una pastilla para tener planes y para ir a la playa sin temor a ir sola. Vamos, ya lo he hecho un par de veces y fue bastante agradable. Además no está lejos y el clima está en su punto. Me encanta ver tele de noche mientras planeo el día que sigue. Me encanta tener planes, y pensar que de no tener planes tendré que inventar alguno bien agradable: seguirle la corriente al día.

domingo, 3 de abril de 2011

Un singular autor: Gonzalo Del Rosario.






Hablar de Gonzalo Del Rosario es hablar de la ficción que el mundo actual nos exige: la palpación de los extramuros de la imaginación y la irreverente hazaña de oponerse a la autocensura en la literatura. El primer libro de Gonzalo Del Rosario que leí fue Cuentos pa' kemarse, libro que consta de un conjunto de cuentos que reciben la peculiar dosis de humor ácido de su autor sin salir de lo fántastico, inusual y creativo. Cuando uno lee Cuentos pa' kemarse le dan ganas de crear, de secuestrar tu capacidad imaginativa, amordazarla y sacarle todo lo que se pueda. Es que leer a Gonzalo es leer algo que te mantiene activo e interesado, lo cual me parece muy importante sobre todo en personas que no mantienen una costumbre para la lectura, y quienes conforman la mayoría en la población.
Probablemente pueda tildarse a este libro como no apto para niños o adolescentes, pero creo mas bien que es una buena motivación para toda clase de jóvenes quienes la mayoría de las veces frenan sus aptitudes literarias por consecuencias social-morales como la timidez, la inseguridad y el temor.
Gonzalo Del Rosario nació en la provincia de Trujillo y luego de publicar Cuentos pa' kemarse participó en producciones como Tv-out y Generación DROG, junto a otros jóvenes autores. En el 2010 publica Losocialystones, libro que denota la evolución del estilo propio del autor y que lo coloca como una de las firmes promesas de la literatura norteña.





lunes, 28 de marzo de 2011

Poema




Son del sonido, sus broches

mayores.

Son de los choclos,

su ofertorio sagrado.

Es un grito que se

desgarra

¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!


Es mi soledad sin

grupo, sin nombre.

Son mis nombres sin nombre

Son mi calzón sin calzones

Es la calle amarrada

De mi tiránico deseo de

Cantar.

Al cisneeeee……….

Al cisne que se toca

Cantarle al cisne que baila

Oh Oh Oh quendo

Oh Oh Oh Singular

Oh de horrible semana pascual.




domingo, 27 de marzo de 2011

Conversar







Conversar es un largo pesar que se disuelve. Río con cautela para no estorbar el sonido, para cuando termine de hacer lo que hago me vaya sin ningún remordimiento. La calle en la que solía ver las tardes alejarse, está ahora cerrada y en su lugar unos hombres construyen algo así como un supermercado o un hospital o tal vez no construyan nada, o tal vez no hay ningún hombre en ningún lugar, y son mas bien espejismos de brujas que quieren conversar, se sienten solas y saben que conversar puede ser un largo pesar.






sábado, 19 de marzo de 2011

Psicología



Un buen amigo se preguntaba si ser psicólogo sería un asunto aburrido.
Yo tenía que irme así que no le respondí. En consecuencia tanto la pregunta como la respuesta quedaron encerradas en sus propios corchos, como sendas botellas de propulsiva champaña.
La verdad no conozco personalmente a muchos psicólogos, pero tengo una idea de la Psicología que si bien puede ser errada, es la idea que se me ha formado con el tiempo y la experiencia, así que de equivocarme asumo totalmente las consecuencias de mis opiniones, que son lo único que tengo por defender.
Siempre he visto a los psicólogos como personas con graves problemas mentales, personas que desean huir de cierta manera- o de cualquier manera- de la realidad que los circunda. Es decir, si existe una profesión que englobe a las personas que posean alguna alteración de moderada a severa en su conducta, una escisión profunda en sus procesos mentales, estaríamos hablando de la Psicología.
Y por qué? Simple. Por la búsqueda de respuestas.
Yo no estoy en contra de la Psicología, pero sí de algunos psicólogos, quienes necesitan urgentemente internamiento en alguna casa de reposo lejos de la civilización.
Ojo que en contra de ellos no tengo nada, pero sí estoy en contra de que basándose en criterios personales brinden una consejería incorrectamente orientada a los incautos pacientes, que con las más cándidas y confusas intenciones sacan una cita con deseos de que se convierta en su ticket de entrada al "bus mágico".
Y no es fácil ser psicólogos. Hay que primero tener cierta estabilidad mental y emocional.
Y yo respeto si alguien de mi entorno opta por estudiar Psicología pero es ya un síntoma, según yo. Y no para separarlo de la "sociedad" (si es que existe), sino para ayudarlos de algún modo.
Y tampoco estoy criticando a la gente con problemas de personalidad o emocionales. De hecho, les está hablando la Depresión en persona! Pero pongo mi granito de arena para mejorar, un granito que se deshace en partículas cada vez más pequeñas, pero que al fin y al cabo es grano.
Y sobre todo lucho, del mimo modo que Bábidi lucha por sus propias causas.


lunes, 14 de marzo de 2011

Poema



No sé quién me he vuelto desde el incidente del dinosaurio aquel.
Un martillo blanco cayendo y cayendo y cayendo
al suelo.
No sé de aquel sonido nada sino un silencio.
No sé del furor de las ratas nada,
ni de la ausencia paulatina
de un ladrar, una voz ebria,
un palidecer tras cualquier
vidrio.
No sé quién me he vuelto
tal vez una mujer.
No sé quien contesta tras el espejo
cuando se me da por tocarle la nariz
a una luz que llaman
rostro.
Quién me he vuelto?
No sé quien soy desde aquel día.

Pero camino de ida y venida
sin pensar siquiera.
Pero camino
como dormida.
Pero mañana
voltearé para ver mis pasos.


No sé qué clase de quién me he vuelto
desde el incidente aquel.



miércoles, 9 de marzo de 2011

Sobre la poesía.




La poesía es a veces un arte y a veces una enfermedad. Pero el arte es una enfermedad virtuosa también, por lo tanto no existe Arte sin Enfermedad, y no existe Poesía sin vivir en un estado de constante agonía.

Nadie puede asegurar cuál es el fin de la poesía, ni tampoco nadie puede decir que es insustancial conocer el fin o misión u objetivo. Es como que te da Cáncer y te preguntas por qué, por qué a mi que he sido tan bueno, tan contemplativo con los deseos de mi prójimo. No sabes qué fin pueda tener tu enfermedad, sólo sabes que el fin de tus días avanza con mayor velocidad que el del resto de tus amigos. Lo mismo pasa con la poesía: los poetas no saben por qué nacieron con la sensación de querer poetizar desde una taza de leche hasta un ganso, lo único que saben es que van a hacer poesía mientras puedan y hasta donde puedan.
El otro día estaba en el baño y escuché un pequeñísimo fragmento de conversación entre un par de amigos que me esperaban:

- Es difícil hacer poesía?
- Pues depende: si no lees, no puedes escribir, mientras más leas vas a poder escribir mejor.

Me encantaría decir que las personas que no lean puedan hacer poesía. Yo lo he intentado varias veces sin rendirme en el intento pero debo afirmar que la sensación laberíntica y de explorador en tierra virgen es inevitable. Lo más coherente de mencionar es que la poesía es un don enfermizo con el que nacen no pocas pero sí determinadas personas, y que al resto de los mortales nos queda como misión leerlas para menguar la severidad de los días o para aburrirnos mientras la vida de la masa antiliteraria brilla viento en popa.



lunes, 28 de febrero de 2011

Mañana empieza Marzo.






Debería evadir la tensión.
Debería tomarme un té o dos o tres. Pero si son tres tendrían que ser tazas de café.
Podría darme un baño y beber del agua cruda, como le llaman.
El tiempo, la meteorología se me hacen tesoros invaluables. Me fascina saber el tiempo, o siquiera despertar por las mañanas y ver que el cielo está nublado y que una fría brisa baña los bordes de las ventanas. Presiento que será un día normal, no habrá crepitantes mortuorios del sol.
Recuerdo mi sueño de anoche, lo que me consterna sin saber por qué.
Me provocan unos huevos revueltos con tostadas y otra vez café. Siempre tres.
Le televisión, el tiempo, los huevos.
Me gusta ver cómo Muñeca juega con las palomas. Ella se siente una paloma más.
La cabeza me estalla como cada lunes, los martes y miércoles me vuelvo una fruta por lo fresca.
Todo me da tan igual que me pregunto si habrá más tipas así de dejadas como yo. Y me pregunto si estas tipas o mujeres serán muchas o pocas, si vivirán lejos o cerca, si serán parte de aquello que hace del mundo un lugar tan miserable.
El jugo de mango es perfecto, hace fusión con mis oídos, con mis manos, con el clima.
Quiero que llueva todos los días y quiero que llegue el invierno.
Ya no decido salir a caminar muy seguido. Prefiero divagar en privado, dormir en privado, escuchar música de Calamaro en privado.
Me he vuelto una payasa romántica: creo en todo lo que existe y en todo lo que podría existir.





lunes, 21 de febrero de 2011

Pteridofita

Quien sabe quien fue el autor de aquel libro que con indecoroso placer negaba la existencia de una ciencia que, lejos de inmiscuirse en el estilo del propio autor, auditara de cierta manera la escritura empleada desde los inicios de la literatura hasta el dia de hoy. El libro fue escrito en un verano y finalizado en otoño dos años despues de iniciada la redaccion. El autor era un hombre (o mujer) temperamental y de comportamiento extraño. Por ciertas anecdotas en su obra podria presentirse una impulsiva tendencia a divagar. Aquel libro se llama "El submarino de los hermanos Rivera" y el protagonista es un ser asexual dedicado a la crianza de helechos ornamentales.

jueves, 17 de febrero de 2011

Otra versiòn.

Ayer estuvo en mi cuarto por primera vez. Entró bastante tarde, como a las dos de la madrugada, aunque esa hora puede que también sea bastante temprano.
Estaba sin zapatos, pude sentirlo caminar hacia la puerta. Lo curioso es que sólo sentí los tres pasos más cercanos, como si una nave extraterrestre se hubiera encargado de dejarlo exactamente en mi cuarto, posibilidad bastante difícil sabiendo que un monstruo nunca sabe a dónde ir.
La puerta se estremeció por un segundo cuando tomó del pestillo con su peluda mano. Giró hacia la derecha, empujó con suavidad. Había cierto desnivel en el marco que terminó sorprendiéndolo. Aún así, siguió su cometido.

lunes, 7 de febrero de 2011

Babidi




Me llamo Babidi

y soy una mujer.

Mi número es el siete.

Mi color es el turquesa.

En mis ratos libres

peleo,

peleo por el mal

peleo por los malos

para que se haga

justicia.

Peleo de día

y por la noche

sueño con pelear.

Sueño tras sueño tras sueño

pesadillas en las que

los humanos son buenos

y ganan.

y luego despierto y es de día

entonces peleo,

peleo sin cansancio por los malos

por la justicia de los malos

que es la más grande verdad.

en mi planeta.

Me llamo Babidi,

soy mujer

y peleo.





Hoy




Hoy tuve unas tremendas ganas de desaparecer, más que nunca. Desperté completamente distraída mientras el día se hacía cada vez más caliente. Pensé en vivir en un lugar más frío tal vez y sin quererlo tuve náuseas de la vida, del calor y del verano. Considero completamente injusto tener que desenvolverse en circunstancias catastróficas y encima aguantarte el discurso de fe en un Dios que reparte sin que "chorree", como dicen los famosos y resabidos políticos actuales. Es de mal gusto crear seres humanos inocentes sin un fin de mayor envergadura que la muerte. Nosotros los humanos somos como las flores, como los perros, como el plancton, somo equivalentes a todo porque todos somos universo, y aún así no nos preguntamos qué pasa con una flor cuando muere, o que pasa con aquel pollo que en un afán de volar calló desde la azotea a la casa del vecino. Cuando una flor muere simplemente plantamos más flores y cuando se muere nuestra mascota pensamos en tener otra pronto. No es de buen gusto criar un niño para exponerlo al peligro de la ausencia y el abandono, no es de buen gusto unirse a un hombre o a una mujer sólo por procrear, de hecho es inmoral amar para obtener algo, amar por interés. Si digo esto es porque censurarme sería ensuciarme las manos con mi propia sangre, a lo cual me opongo rotundamente.
He oído hablar a mis amigos de temas trascendentales y los he dejado hablando solos a pesar de su terquedad y mi emoción al conversar. He perdido la brújula que aunque malograda de fábrica me mantenía andando en círculos en un bosque espeso y tenebroso pero de cierta forma gracioso. Me piden que me acerque a Dios, me piden que aprenda de Buda, me piden que les regale sonrisas, me hablan de literatura, de política, me dicen que soy un ser egoísta y caprichoso, me dicen que aprenda de los minusválidos, me preguntan qué pasó con Osho y yo no hago más que callar por respeto, ausentarme. Mis amigos al igual que los amigos de cualquier persona no hacen milagros.
La vida es una cárcel, la muerte también lo es. No queda de otra que esperar el invierno o esperar la lluvia, esperar los climas fríos que nos den un abrazo polar, las tardes de viento, las noches con una chaqueta y un walkman, los cafés, las galletas, la tele, las náuseas incontrolables, las ganas de tener ganas.




domingo, 6 de febrero de 2011

El pintor.




Mirar el mar y mirar el cielo, la similitud de los colores nos hacen pensarlos como entes gemelos, sin que en absoluto lo sean. Hablo en voz alta y el científico me dice que el mar se vuelve nubes, que los procesos, que el universo y yo callo con amargura e ignorancia y no hago más que pensar en el color celeste sumergiéndose dentro de su propia claridad. El pintor debe ser un hombre de bastante fama, pues como a los hombres de fama se les da por pintar cada día algo similiar y el público lo seguiría apreciando, así se repita el mismo cuadro una, dos, tres, cuatro veces, cuatro inequívocas veces. A veces pienso que son dos pintores. El pintor del cielo es un ave y el pintor del mar es un pez. Los imagino pintando y me da risa mientras una ola arremete furiosa contra una roca y se rompe en millones de gotas azules. Río y el mar ríe conmigo. Un ave sobrevuela el paisaje, es el pintor del cielo.




miércoles, 26 de enero de 2011


Imagino entonces que un hombre lee mi blog, lee cada una de mis entradas detalladamente, lee esta así como otras entradas igual de patéticas, y ríe, y ríe con la risa de un hombre muy malo, ni siquiera es la risa de un payaso ni la de un animal (hiena, rata o alguna especie de ave), sino la risa verdadera de un hombre verdadero que posee la más verdadera de todas las maldades. Ríe y su audacia ríe con él, y ríe porque se burla de mi malestar lo cual considero inaudito, deplorable, vil e inmoral.






Se me cae el pelo y con él las circunstancias, pequeños seres de viento que de encontrarme en mejores condiciones, recogería del suelo con la cautela de un niño, ya saben que me gusta jugar con mi destino, con mi pobrísima suerte. Debería yo ser más entusiasta. Dicen que ahora las mujeres gobernamos el mundo, que tenemos derechos más concretos, que nadie nos puede pisar el talón sin que pague por ello. Dicen que ahora las mujeres somos más independientes y fuertes, y yo no sé si eso es más bien un esfuerzo por parecerse a una imagen del hombre que se queda cada vez más pegada en nuestro inconsciente, una imagen falsísima, una imagen tan patética como mis ganas de oír música X hoy. Una imagen que no creo cierta, que mas bien pienso que ha sido creada con un propósito y que todo ello radica en la Biblia. Los intelectuales fueron hombres que leyeron mucho porque tuvieron tiempo para hacerlo mientras las mujeres cuidaban a sus hijos. Ahora dicen que la mujer es más culta pero la culpan de descuidar la crianza de los niños, yo les digo que es simple, no tengan hijos. Es como que tienen unas tremendas ansias por poseer más y más, las mujeres quieren, hijos, sapiencia, dinero, lujos, frivolidad, amor, amor, amor, cuando la verdad es que nada de eso te llevas al morir (tampoco el amor cuyo concepto para las mujeres actuales se traduce en buen sexo, dinero y apariencias). El punto es que las circunstancias han sido dominadas por el ser humano, porque el ser humano lo quiere dominar todo. Y ahora qué? dejarse llevar? Creo que mas bien debemos hacer lo que nosotros queramos. Sí, creo que estoy incluyendo en el mismo saco a todos, y debería entender que también existe gente feliz de trabajar todos los días y de hacer algo que muy en su interior sabe que no es lo suyo.
¡Vaya que se me cae el pelo! Esta tarde de verano el tiempo pasa lentamente.
El tiempo. Y el espacio le dice a las niñas que mejor sería si no nacieran.




Un poema de Antonio Machado



Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
- la tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón".

Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada".


domingo, 23 de enero de 2011

El ave blanca





Uno de mis sueños es caer desmayada en los brazos de un ave blanca y gigante. Alguna vez se lo comenté a dos o tres personas quienes no comprendieron la importancia de este pequeño ideal mío. Desmayarse (lo cual implica dormir, volver a soñar, volver a derretirse siendo uno ya bastante líquido) es una aviso de tu cuerpo que dice ya basta o algo así. ¿Cuánto tiempo y dinero invertimos en nuestro cuerpo? Muchísimo. Sin darnos cuenta de que en algún lugar hay un ave blanca esperando que, sin importar en qué estado nos encontremos, nos desmayemos en sus brazos, y ella ya se encargaría de acomodarnos para dormir.




viernes, 21 de enero de 2011

Un poema de César Vallejo.


Nunca antes había leído este poema, hasta esta noche. Quise compartirlo con ustedes por razones bastante amistosas. Disfrútenlo y si pueden recítenlo a alguien. Yo esta noche no tengo a quien hacerlo, pero lo leeré a solas (tal vez frente al espejo) en mi habitación. Buenas noches.


Piensan los viejos asnos

Ahora vestiríame
de músico por verle,
chocaría con su alma, sobándole el destino con mi mano,
le dejaría tranquilo, ya que es un alma a pausas,
en fin, le dejaría
posiblemente muerto sobre su cuerpo muerto.

Podría hoy dilatarse en este frío,
podría toser; le vi bostezar, duplicándose en mi oído
su aciago movimiento muscular.
Tal me refiero a un hombre, a su placa positiva
y, ¿por qué no? a su boldo ejecutante,
aquel horrible filamento lujoso;
a su bastón con puño de plata con perrito,
y a los niños
que él dijo eran sus fúnebres cuñados.

Por eso vestiríame hoy de músico,
chocaría con su alma que quedóse mirando a mi materia...

¡Mas ya nunca veréle afeitándose al pie de su mañana;
ya nunca, ya jamás, ya para qué!

¡Hay que ver! ¡qué cosa cosa!
¡qué jamás de jamases su jamás!




Análisis de un vídeo de Andrés Calamaro.



Hay un vídeo musical que particularmente me gusta mucho y me llama mucho la atención. Es el de la canción
Flaca de Andrés Calamaro. El vídeo en síntesis es bastante sencillo, no está cargado de efectos especiales ni tocado por aquel estilo vanguardista que suele ser bienvenido en los vídeos.

La primera imagen es la de un par de tacones. Estos están puestos en los pies de una mujer acostada boca abajo, lo que se deduce desde que ambos tobillos se entrecruzan en el aire con cierta sensualidad que no le quita en ningún momento el aire cándido que se pretende, a mi parecer. Las piernas pertenecen a una mujer joven y rubia que fuma con la costumbre de un fumador cualquiera o de una fumadora cualquiera. Junto a ella, cierta sombra de un traje, cierto asomo adrede nos sugiere a un Calamaro de cierta manera retorciéndose junto a ella. Puede que estén conversando, puede que estén divagando, digamos sobre la vida, la última novela que leyeron, un chisme mal contado, quién sabe. Luego, gracias a un taimado juego de cámaras nos damos cuenta de que no es una sino tres las mujeres que acompañan a Calamaro quien canta mientras ellas ríen, conversan, leen, fuman, piensan, autodivagan, siguen fumando y observan algo más allá de ellas y la habitación que nunca sabremos qué es. Casi sin notarlo nos damos cuenta que una de las mujeres lee un libro, un libro que menciona la palabra Dios, cábala, sufre, librería, un libro que adivino es de Borges y se titula Siete noches. De pronto ya no estoy tan segura de que sea tres, sino cuatro o cinco las mujeres que acompañan a Calamaro. Tal vez sean seis. Todas las mujeres son hermosas y todas tienen ojos color marrón oscuro. Se asoma de pronto una botella de Champagne. Luego vemos una copa larga con agua y una pastilla efervescente cae dentro. No sé qué decir al respecto.

Lo que viene es mi parte favorita: Calamaro, a solas dentro de una limusina, lee con cierta lejanía un libro que tal vez sea el mismo libro que leía una de las mujeres en la escena anterior.Tiene la ventana del auto abierta y el viento se entretiene con su pelo. Aquí viene algo buenísimo: Calamaro sostiene entre las manos un regalo, una caja envuelta en papel verde cuyo contenido desconocemos. Luego Calamaro sigue leyendo tal vez distraído, Calamaro fuma nervioso, se toma un mate, sigue fumando ansiosísimo y abraza el obsequio verde, sigue tomando el mate, vuelve a leer, es decir el hombre se encuentra en un estado ansioso tremendo, no sabe qué hacer con su apurada, abigarrada y por qué no, humeante existencia. De pronto, Calamaro aparece con una pequeña filmadora entre las manos y filma su recorrido en la limusina. Filma entonces un monumento largo, larguísimo y blanco que asumo como el Obelisco de Buenos Aires. El auto avanza y vemos más imágenes: árboles, un puente, la ciudad de noche. Subrepticiamente se hace de noche y luego sin presentirlo cambia nuevamente al día. Tiendas, un avión sobrevolando y exactamente abajo, un Calamaro bastante acongojado permanece de pie junto a la orilla de una bahía, sosteniendo siempre su obsequio entre las manos. Se lo piensa bastante hasta terminar arrojando el obsequio al mar, que luego ve flotar mientras suenan las última notas de la canción.
¿Y luego qué pasa? Calamaro vuelve a casa. Iba hacia algún lugar, es decir en algún lugar alguien recibiría ese obsequio. Pero ya en casa no hay vuelta atrás, no hay mas que cierta vergüenza, remordimientos, cansancio, sí, sobre todo cansancio.


lunes, 17 de enero de 2011

Madame Robert Arnoux.


Para Richie Zavala.



Mi nombre es Otilia, pero aquí todos me llaman Madame Robert Arnoux. Soy peruana de nacimiento aunque eso no sea algo de lo que me sienta completamente orgullosa, de hecho creo que la nacionalidad no tiene nada que ver con mi suerte, una suerte malévola que adquirí ni bien comencé a tener uso de razón. Provenir de una familia tremendamente pobre, tan pobre que no poseíamos una casa sino que tuvimos que vivir varios años a expensas de una acomodada familia miraflorina, parte de mi vida que no quiero recordar por temor a un autoenferntamiento talve o por verguenza o por escapar del tedio, de la vejez prematura, entonces provenir de una familia así no es un bonito recuerdo ni orgullo para nadie, digan lo que digan, asuman la pobreza como una manera honrada de vivir la vida, sé que en el fondo comparten mi opinión y preferirían cualquier cosa a la humillación de ser pobre. Cientos de personas hubieran dado lo uqe sea por tener la entereza que yo tuve para salir del país. Me las ingenié para unirme a las filas de la Juventud Comunista y así pude obtener un vuelo para capacitarme en París. Allí realemnte cambió mi vida y fue en el mismo París donde sin esperarlo encontré a otro peruano de quien jamás esperé o quise o pretendí tener noticias. Ricardo Somocurcio, un idiota como cualquier otro de quien podría sacar ventaja. Un día después de encontrarnos en París fuimos a su buhardilla. No había mucho tiempo, le pedí que me haga venirme con su boca y de pronto me enamoré. Me hizo el amor. Le hizo el amor a mi pequeña cintura, a mi deseo de sentirme irrigada. No hubo más. A pesar de todo, jamás se lo dije. Le comenté mi próximo viaje a Cuba y no hizo mas que un pequeño berrinche por retenerme con él. Permitió que me fuera y me fui. Poco tiempo después alguien me habló sobre Madame Bovary, una novela de un señor llamado Gustav Flaubert y me sentí colapsada. Tuve fuertes episodios de soledad sumados a una inquietante necesidad por ver a Ricardo. Pero yo no quería repetir la historia de Emma Bovary, así que me convertí en un ser volátil, aunque en el fondo creo que ya había nacido así. Una raza del mal, un ser nacido para la vida casquivana y la mentira. Ahora todo sigue su curso: Estoy casada y mi nombre es Madame Robert Arnoux. La imperiosa necesidad de llamar a Ricardo transita desquiciada mi habitación. No hay tiempo que perder.



Cuarto vecino

Tiempo antes de que Oscar publicara su poemario nuevo, yo ya lo tenía en mi compu por una delicadeza que tuvo conmigo al pasármelo. Estaba emocionado, échale un ojo, me dijo y no sé por qué si él sabe que de poesía sé tanto como él de Enfermería. El punto es que me sentí halagada pero en aquella época yo andaba ensimismada en ciertos asuntos nada agradables que no me gustaría mencionar y aguarles la fiesta a cualquiera de las hermosas personas que se dignen leer este blog. Así que no lo leí sino hasta el día de hoy, cuando después de leer el manifiesto SCUM de Valerie Solanas quedé con cierta sensación de desprotección, vulnerabilidad, cierta tendecia a desertar. Ustedes me entienden, verdad? Entonces encontré el archivo y le dí lectura. Grande fue mi sorpresa cuando me descubrí sumergida en el Cuarto Vecino.
Cuarto vecino es de lejos uno de los poemarios más bonitos que he leído últimamente. Tiene muchas virtudes y se me hace un librito que de tenerlo en la mesa de noche, sería una especie de un buenas noches bastante singular y agradable. El día jueves fue presentado en Trujillo en medio de una ceremonia que imagino alegre y llena de buenos y malos amigos.
La dueña del polvo, distancias y cuarto vecino son algunos de mis poemas favoritos de la tan exquisita colección.
Uno de los versos de La dueña del polvo, dice:

Encerrado en alguna habitación,
el intento del amor
refleja
la soberana lentitud de lo marchito.

Es una de mis partes favoritas. De hecho el poema de cabo a rabo es buenísimo. Consigan el libro.
Aquí una foto de Oscar Ramírez.


Buenas noches.

domingo, 16 de enero de 2011

Un día normal



9:30 am

Despierto con la sensación de vaciedad acostumbrada. Soñé con gemelos monocigóticos idénticos, cientos de ellos caminaban de la mano por un peñasco en Puerto Eten mientras un cabalístico número de ovnis circundaba el área a manera de vigilancia tal vez y sin adivinar que de un momento a otro cada pareja de gemelos se lanzaría por el peñasco tras un sueño marino o tras despertar de un sueño gemelar o tras el deseo de dormir entre las aguas.
Despierto y camino hacia mi café caliente.

2:00 pm

La danza del reloj me recuerda a Nijinski con su precisión, sus pies no humanos, su danza extra terrestre, la volatilidad del espacio en que se movía e imagino a los espectadores preguntándose por qué, por qué un ser tan normal y común y corriente puede reproducir tales movimientos que desafían rotundamente la ley de gravedad y pienso al mismo tiempo que cuando miro el reloj una parte de mi mente se pregunta por qué y la otra responde asintiendo y me vuelvo a preguntar sí? sí qué? y mi mente sigue asintiendo pero esta vez lo hace en forma mucho más aletargada, como en cámara lenta y escucho una voz grave y distorsionada que no logro entender y que proviene de la cocina.

8:30 pm

Ella no es sólo una mariposa, es una flor dormida. Nos encontramos en un bar del centro y nos sentamos a conversar. Ella habla con la ligereza de un minuto y se siente bien. De pronto le señalo un cuadro sobre la pared más lejana del bar. Dos mujeres sentadas sosteniendo las quijadas con las muñecas, sosteniendo las muñecas con la poca fuerza que puede dar una cerveza. He ahí nuestra foto, le digo. Ella sonríe. El bar encierra una nostalgia sombría, no me siento como antes allí dentro. Extraño a mi amado tras el cual fugaron varios poemas inconclusos, varias calles Bucarelli, varias estampillas literariamente absurdas sin guión, sin correo, sin chaskis. Y de pronto los borrachos del bar gritan improperios contra el cantante, una de las mujeres del bar sale a cantar al escenario y, completamente ebria, habla de un examen o de una prueba y vocifera sólo un improperio contra el mesero del bar, quien se da por no habido.








sábado, 15 de enero de 2011

El fruto



Mi plato favorito es el Fruto del Mar. Es un ceviche mixto con crema de leche y un ajicito riquísimo. Se prepara en la cadena de cevicherías de la familia Malca, de la cual una amiga es familiar directa. Ella fue quien me llevó por primera vez a probarlo. Cuando sirvieron el plato y yo vi cebolla en cuadritos, me dijo ya Silvana no jodas, come (sabe que si algo no soporto son las cebollas) y lo probé y pude ver el Cielo.
Me dispuse entonces a buscar la receta en Internet sin éxito alguno.
En verdad les digo que es el ceviche más rico del Perú.
Más tarde mi amiga, a quien llamaremos Cinthia, me llama al celular cuando yo estaba a punto de quedarme dormida.

- Aló?
- Amiga... !!
- Rosa?
- Nop... adivina?
- Ah! Cinthia
- La misma. Te desperté?
- Casi. Oye qué pasó anoche? Por qué no llegaste?
- Me quedé dormida esperando tu llamada... nada de nada.
- Pero si te timbré!! un millón doscientas mil veces.
- Pero ya me había dormido pes
- Igual, no te perdiste de nada bueno. Ni bien llamaste nos fuimos.
- queeé....
- En serio.
- Anda...
- Oye estuve buscando la receta del fruto en internet y nada.
- Y si la encuentras seguramente luego te pones a vender fruto a sol en carretilla.
- No mujer!
- Mira, mezcla el ceviche con mayonesa y me cuentas.
- Y el ají?
- No sé! Nunca me gustó cocinar.


***

Jason va a la playa.

Si las mujeres
fueran
todas iguales entonces yo
decidiría cambiarme
de sexo.
Si los hombres
fueran
todos iguales entonces tú
serías verde.
Si se levanta una piedra
y se encuentra
una poeta
adolescente,
y todas las poetas adolescentes
levantan la mano
entonces ya no habría
por qué
vivir.