martes, 19 de abril de 2011

lunes, 18 de abril de 2011

Fe.




Tengo fe

En la poesía viva

Que aguarda debajo de la tele

Entre las 3 y las 4

Tengo fe en la poesía administrativa

En la poesía de Enfermería

Tengo fe en la poesía burocrática

Aquella que se burlaría de las tintas,

Los billetes, los horarios.

Y también le tengo fe

A la poesía que duerme la mona

Y a la muda poesía.

Tengo fe en que un día

Ni el cincel ni el pincel ni las teclas

Tendrán que ver

Con la poesía.



martes, 12 de abril de 2011

Demórate !

Hueco



Apagarse o encenderse.
Todos los vagabundos alguna vez mencionan
morir.
Todos los ciudadanos vagabundos alguna vez
mencionan
rata
pozo
vértice
hematoma subdural.
Pérdida
de sangre
de plata
de pudor.
Hay un par de pueblos escondidos
cuyos nombres comienzan con la letra
S.
Dicen que están destruidos
pero un pastor
Un pastor
1 Pastor
les ronda la cintura
la espalda
les lava los pies
por un poco de pasto
para sus
ovejas.
Y se duerme plácidamente
entre las ruinas de una casa
cuya energía
está
perdida.
La oveja más fiel se llama
Mantis.
La oveja más infiel se llamaba
Celina,
pero ahora se llama Osiris
y trabaja en una fábrica de
panetones.
Tiene los dientes amarillos
y no sabe leer.
Quisiera que todos
sus nombres
sean estatuas
de piedra.


viernes, 8 de abril de 2011

Mona



Ni modo, no hay manera de devolverle a Mona el pedazo de extremidad superior que le falta. Lo único que puedo hacer es tomarla entre mis manos de vez en cuando y pedirle perdón. ¿Qué hace una persona tan obstinada como yo esta tarde frente al muelle? Pensar en Mona, supongo, en su ala rota. Es una paloma con el ala rota, por más cliché que suene. Es una paloma africana sensacional, temperamental que he conocido gracias a una escabrosa casualidad. Sigo caminando en el muelle y me parece ver de lejos un barco, lo cual es completamente normal en el mar, entonces busco algo inusual y no lo encuentro. Cierro los grises ojos, cierro las canas, cierro los pies abiertos como dos latas de atún. Me pregunto si algún día esto cambiará, y si algún día podré conversar con alguien sobre esto sin darme por víctima y victimaria a la vez. El ruido del mar me produce frío a pesar del calor, se siente bien sentirme tan vulnerable.
Las horas pasan y ya está oscureciendo. Casi nadie viene a esta playa por eso cuando vengo hablo sola, hablo muchísimo sobre miles de temas distintos y me da risa y me río sola también. El mar no está tan debajo mío, de hecho no sería tan difícil saltar y nadar un poco de no ser por la cobardía con el frío. Se hace de noche, una estrella cuyo brillo se hace eterno cada día acompaña el cielo como un lunar enamorado. Ya tengo ganas de volver. Tengo ganas de la cama agradable y equivocada, de un mate de coca bien caliente, de la televisión barata pero que no estorba y que sobre todo no le hace muecas a mis dedos necios.
Mañana es sábado y no tengo absolutamente nada que hacer. Quisiera tomarme una pastilla para tener planes y para ir a la playa sin temor a ir sola. Vamos, ya lo he hecho un par de veces y fue bastante agradable. Además no está lejos y el clima está en su punto. Me encanta ver tele de noche mientras planeo el día que sigue. Me encanta tener planes, y pensar que de no tener planes tendré que inventar alguno bien agradable: seguirle la corriente al día.

domingo, 3 de abril de 2011

Un singular autor: Gonzalo Del Rosario.






Hablar de Gonzalo Del Rosario es hablar de la ficción que el mundo actual nos exige: la palpación de los extramuros de la imaginación y la irreverente hazaña de oponerse a la autocensura en la literatura. El primer libro de Gonzalo Del Rosario que leí fue Cuentos pa' kemarse, libro que consta de un conjunto de cuentos que reciben la peculiar dosis de humor ácido de su autor sin salir de lo fántastico, inusual y creativo. Cuando uno lee Cuentos pa' kemarse le dan ganas de crear, de secuestrar tu capacidad imaginativa, amordazarla y sacarle todo lo que se pueda. Es que leer a Gonzalo es leer algo que te mantiene activo e interesado, lo cual me parece muy importante sobre todo en personas que no mantienen una costumbre para la lectura, y quienes conforman la mayoría en la población.
Probablemente pueda tildarse a este libro como no apto para niños o adolescentes, pero creo mas bien que es una buena motivación para toda clase de jóvenes quienes la mayoría de las veces frenan sus aptitudes literarias por consecuencias social-morales como la timidez, la inseguridad y el temor.
Gonzalo Del Rosario nació en la provincia de Trujillo y luego de publicar Cuentos pa' kemarse participó en producciones como Tv-out y Generación DROG, junto a otros jóvenes autores. En el 2010 publica Losocialystones, libro que denota la evolución del estilo propio del autor y que lo coloca como una de las firmes promesas de la literatura norteña.