domingo, 18 de septiembre de 2011

Otro



Estoy alejada de la verdad como un barco.
Y huelo a asfalto.
Si la verdad fuera una luz, me taparía los ojos dejando entrever una pupila vacía.
Si la verdad fuera un barco no sería entonces yo.
Si la verdad fuera un barco, sería de papel.
Se hundiría,
desaparecería.
Estoy alejada y puedo ver.
Tuve que subir a una montaña que no era
Kennesaw
para ver que el pueblo entero
se consumía en llamas.
Nuestro color es el amarillo.
Y nuestra piedra la de la calle.
Y nos gusta creer en horóscopos
por los pretextos.
Me gusta que tengamos pretextos.
Inventar casualidades,
ya sabes cómo soy.
Ayer pasé tanto tiempo en cama
que me convertí en almohada
y se sentía bien y púrpura.
Salí a caminar con los búhos
y los gatos de la noche.
La calle era una lengua inmensa
que me lamía la cara
como un perro bastante amigable.
Soy sólo un pie caminando cuando no estás.
El camino es tan bello
que más bien quisiera ser ojo.


jueves, 15 de septiembre de 2011

Kavafis

Uno de mis poemas favoritos


ITACA

Cuando emprendas el regreso a Itaca,
ruega que el camino sea largo,
lleno de aventuras, de conocimiento.
A los Lestrigones y los Cíclopes,
al irritado Poseidón, no les temas;
no hallarás tales cosas en tu camino
si tu pensamiento es elevado, si una sublime
emoción embarga tu espíritu y tu cuerpo.
A los Lestrigones y los Cíclopes,
al feroz Poseidón, no los encontrarás
si no los llevas en tu alma,
si tu alma no los pone ante ti.

Ruega que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que lleno de placer y alegría
entres a puertos vistos por primera vez;
detente en los mercados fenicios
y adquiere hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano,
y toda clase de perfumes voluptuosos,
todos los perfumes voluptuosos que puedas;
visita muchas ciudades egipcias
para aprender más y más de los sabios.

Ten siempre en tu mente a Itaca.
Tu meta es llegar allí.
Pero no apresures de ninguna manera el viaje.
Mejor que dure muchos años,
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que Itaca te dé riquezas.

Itaca te dio el hermoso viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Pero ya no tiene nada para darte.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado.
Tan sabio como has llegado a ser, con tanta experiencia,
ya habrás comprendido qué significan las Itacas.





Desesperación: un sello que te colocaron súbitamente, sin darte cuenta, al nacer. 
Hoy no me es posible huir de aquello que llaman compromiso. Hoy no me es posible ser yo misma porque hace mucho que me lo prohibí. Y hoy, descabelladamente, guardo un billete debajo del colchón.
Recuerdo un cuento que me contaban de pequeña, era sobre una niña que abría la llave del caño y comenzaba a brotar sangre, en vez de agua. recuerdo que adoraba ese cuento pero, por alguna razón, no puedo recordar el final. No puedo recordar aquel, ni mi final, aunque muy en el fondo lo conozco, sin sorpresa ni asombro ni miedo ni fatalidad. Ni siquiera con pudor.
Recuerdo de la tele un hombre caminando sobre clavos, un hombre caminando sobre carbones encendidos, su rostro compungido tal vez más por el miedo escénico que por la concentración o que por la meditación o que por el dolor contenido.
Recuerdo que odiaba la música.
Recuerdo que odiaba las responsabilidades.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Un poema





Me preocupa la fragilidad de los días,
su humeante rutina de faroles que se encienden
y apagan sin importar las monedas que caen de nuestros bolsillos.
Pero sé que mi preocupación es insana
y que no parará hasta verme parpadear el día entero,
sumergida en un lago sin orillas,
sin oxígeno, sin pétalos que me velen,
sin la posible cordura del futuro.
Creo que no me alcanza la vida para reptar.
Creo que de reptar, sería la fugitiva de un tiempo bastante invisible.
Porque sólo para los animales el tiempo no existe.
Heme entonces aquí, de mañana vestida con pies que calzan de hierro,
con la estúpida paciencia
de un becerro a media noche.