martes, 26 de mayo de 2009

Dis

A veces el rosa lo veo plomo, y otras veces el violeta lo veo verde menta. Cuando giro la cabeza hacia la derecha no puedo distinguir colores, es entonces cuando pierdo el conocimiento y despierto siempre 3 horas después en la misma sala de espera con dos helechos de adorno y una ventana grande y psicóticamente limpia. Regreso a casa a pie para no darle gusto a los mareos y a las náuseas, que en caso de presentarlas, me levanto y camino rapidamente por toda la sala para calmarme. Se me ocurre voltear hacia mi cama y puedo ver los colores más bellos que jamás imaginarías, todos en blanco y negro. Tanta belleza me nubla, así que duermo y sueño con aquella sala de espera, pero en el sueño solo aparece un helecho sin fotocopia y la ventana sigue igual de limpia. Me bebo el agua que cae por debajo del helecho y me doy cuenta que no dormía. A través de la ventana puedo ver siluetas blanquinegras y luces totalmente blancas. Almenos eso parecen.

martes, 12 de mayo de 2009

Caminan por las calles intentado cortar el pelo de los transeúntes distraídos, opacados y translúcidos. De los más distanciados de la realidad, de los más cercanos a su propia atmósfera cerebral. Cortan el pelo por puro placer y desdén, cortan el pelo por una tendencia lujuriosa de comer hamburguesas sucias, por arruinar el peinado de la gente también, y por pura convicción política. Solo sé que por dentro se sienten como perros enjaulados con grandes dientes o como perros flautistas sin flautas.