miércoles, 29 de agosto de 2012

I







La negrura de las letras quiere confundirse con la negrura del papel. Sí, creo que me estoy poniendo rara cada vez que me cruzo con alguna semilla, y no solamente eso, sino también una maquiavélica comerciante de tiempo. Ayer sobre mi cama parecía que nada importaba y que a lo lejos un piano se desgarraba las partes negras, no puedo negar que esa sensación me producía un gran placer inmediato, hubiese querido no sentirlo y dejar la cama, hubiese querido ser un ser viviente como todos los demás y no este crustáceo que gime con tristeza y podredumbre. Luego caminé a lo largo de mi habitación tratando de enfriar mi ya fría anatomía, aún más, tocando el piso del invierno, Me pierdo, Celestita, me pierdo en el frío y en la humedad del piso. Y quisiera que no sea así, hubiese preferido verte y que seas otra, una opuesta a ti, pero a veces me arrepiento.