sábado, 25 de julio de 2009

Nosotros




Provenimos de una parte del mundo en donde pueden confundirse los aplausos con las risas o con el ruido del mar. De ser un objeto sólido sin vida, puedes pasar a ser una planta o un insecto en un abrir y cerrar de ojos. No tenemos fronteras, somos apátridas, por eso cuando se celebra alguna fecha especial en algún lugar, tratamos de ir al baño para leer almanaques o libros bastante digeribles.


Nos gusta el ruido en volumen bajo, nos gusta la danza clásica y pausada, el buen moverse, el respirar bajo el agua. Nos apasiona conversar sobre la relación entre el cosmos y la comida, y nos es de buen agrado estar solos, de tarde, cuando necesitamos compañía.


A menudo hacemos fiestas en el cuarto de alguno de nosotros y bailamos con cada uno de sus peluches. Bebemos apple martini, y simulamos cantar ópera para meditar y para reirnos de nuestras sombras abriendo enormemente la boca a contraluz.


Una vez, un niño de los nuestros sostuvo un fósforo encendido entre los dedos durante cinco minutos. Le tuvimos que pedir que se vaya para siempre.


Imagen de: http://www.ollorens.com/blog/

jueves, 2 de julio de 2009

...

Alguna vez ambos soñamos que si un día yo me enamoraba, sería de un pintor.Creo que todo fue un miércoles, que estábamos en medio de una crisis de invasiones de agujeros negros en el alma y en el bolsillo. Cuando esto pasaba, te convertías en un hombre muy malo.
Cuando no soñábamos, tratábamos de cantar en la puerta de alguna iglesia. Siempre tratamos pero no lo hicimos nunca, porque tus pijamas estaban demasiado sucios para exhibirte en la calle, y los míos demasiado limpios para ensuciarlos en el suelo.
Nos convertimos en una especie de monstruo: alimentamos nuestra soledad con fuertes vigorizantes, matamos cucarachas con veneno para ratas y bailamos una danza llamada Harikiri. Los domingos llamábamos a Salinas para preguntar por la familia o leíamos libros de Historia del Perú. Queríamos sentirnos vivos y parte de una realidad.
A veces tú tratabas de conservar el baño limpio. Lo hacías bien.
A veces yo ensuciaba el desorden para tener problemas que resolver.
Leíamos cuentos sobre las ciruelas, sobre las naranjas, sobre el cosmos, pero más que todo sobre el sofá gris con manchas de té.
Hubiese querido que alguien te conozca, salir a la calle juntos o alternar charlas vacías y sin sentido en algún parque de Lima. Comer parrillada de avestruz en un restaurante vegetariano.
Llevar por casualidad la misma lonchera al colegio.
Ser la pintora que camina de noche hacia su casa y no encuentra a nadie en el camino.