Nunca me ha
gustado despertar tarde pero últimamente me ha pesado despertar
tarde, más
que nada, se me eriza algo en los pulmones que no logro describir.
Un dolor,
tal vez, o un equívoco placer.
Caminé
largo hacia el trabajo y no pude contar el tiempo porque el reloj se me cayó
al agujero
negro aquel de tu encantadora imagen barbuda.
Entré al
hospital y se me olvidó sonreírle al marcador de entrada.
Qué guapa
me veo en las lunas polarizadas de la caja
sobre todo
cuando no llevo lentes que me distingan
de esa
mancha grande acercándose en silencio.
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