viernes, 13 de agosto de 2010

Torpe



Podría presumir de mi felicidad, del gran país en el que vivo, de mis tiempos libres para el místico ocio, pero sin ti, sin ti las horas bailan como fantasmas sobre la mesa. El café caliente se vuelve tibio y mi paladar se desprende poco a poco sin hacer ruido. Me siento para intentar escribir unas diez mil veces y vuelvo a pararme unas treinta. He perdido la cuenta de todo y de todos, y las personas, antes tristes zombies deambulando sin sentido, se me presentan ahora como seres con vida, capaces de eso... de vivir.

Te juro que nada es lo que parece. Te juro que las apariencias engañan. Te juro que no he levantado un solo dedo sin pensar en ti esta mañana, y esta noche y anteayer. Te juro que suelo ser una terrible bestia al hablar, pero cuando tú me hablas un lápiz mágico me dibuja en la cara una torpe sonrisa de payaso, y me vuelvo incapaz, y me vuelvo capaz, y hasta a veces se me notan las arrugas porque me vuelvo eterna, si es por ti.

Te quiero con el corazón asesino saltando por mi boca, te quiero como quieren los insectos a las plantas, te quiero como si una jauría de perros recibiera a un niño perdido en el bosque.




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