viernes, 13 de junio de 2008

Tu nombre

Tu nombre, tu nombre, tu nombre me persigue por cualquier sitio al que vaya, tu nombre desgarrador como un grito, enceguecedor como una luz marciana que intenta succionarme, que trata de apoderarse de mis escasos momentos de paz. Y me da guerra tu nombre, que pelea con el mundo para exhibirse ante mi, que le encarga a los hombres colocar sus seis mágicas letras desde el cielo hasta el suelo con la pura intención de asediarme y de recordarme una vez más que existes.
Mientras viajo, tu nombre me aterra, es una fiera que me salta a la cara y desgarra mis sentidos sin compasión, sin apiadarse de nosotros y de nuestro enterradísimo recuerdo. Miro asustada y tristemente aquella ventana que me regala tu nombre mil veces más. ¿Acaso tanta gente lleva tan lindo nombre? ¿Acaso tanta gente ama a hombres con tu mismo nombre? Sos inolvidable, mi compás tartamudo, mi reliquia eterna. Y tu nombre... ¿Qué podría decir de tu nombre?, o mejor dicho... qué no podría decir de tu nombre! Tu nombre odiable, tu nombre adorable, tu nombre cáscara que envuelve mi mundo... Tu nombre, eternamente redundable, innombrable, que es inevitable dejar de leer, pensar, pronunciar. Tu nombre, máquina del tiempo que también me sirve para preparar mates eternos.


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