sábado, 6 de julio de 2013

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Si pudiera me reprogramaría ahora mismo, para ser como tú. Cambiaría absolutamente todo de mi, todo este desorden, esta maraña de rarezas. Me gustaría ser como tú y dejar que todo lo malo se vuelva solo un chiste malísimo del cual no puedo reír y que más bien río un poquito por respeto al chistosito que lo ha hecho, para no hacerle quedar en ridículo. Si sabes que te necesito?  Te necesito constante e irremediablemente pero ya te debes haber cansado de este mi discurso del cual hasta yo me siento hostigada, es para jalarse de los pelos.

Hoy el día ha sido muy tranquilo y he estado como siempre sola en el devenir absurdo de las horas laborales. He sonreído mucho y vaya que me ha costado trabajo. Incluso hice un par de bromas para levantar el ánimo de dos angelitos enfermos. Ellos sonrieron y luego siguieron su pensamiento, su camino pensante de la vida y yo, bueno yo seguí también el mío, el del dolor, la mentira y la desesperación.

De regreso a casa quise caminar pero la calle estaba repleta de gente, eso me aturdió entonces decidí regresar a casa así intempestivamente y encerrarme como una cucaracha en mi cuarto, de hecho es la mejor decisión que pude haber tomado, no iba a ir por ahí espantando gente con mi aspecto demacrado y enfermizo, con mi postura acabada, marginal, terrestre.

Volví entonces a mi sendero de oscuridad, de fatiga. Volví y aquí no hay nadie, ni siquiera eco. Aquí nunca hubo siquiera vida.




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