
Ya ningún dinosaurio me sorprende. Todos tan volátiles, tan arcaicos y modernos. Sus dientes parecían enjaular polvo, morder raíces añejas y estériles.
Ellos vienen en grupo y yo no me muevo.
Parece mentira, pero mientras más quieta estoy, más amigables se ven.
Parece mentira, pero me quedo quieta y sonrío, y ellos huyen por la ventana.
Se cogen de la cola formando una gran cadena.
Se trasladan a otro planeta.
Esa era mi teoría.
Los dinosaurios se extinguieron porque volaron, unidos de la cola, hacia otro planeta.