Aunque no me crean, admito que nunca antes vi
una película de Superman. De hecho, a pesar de que siempre había pasado
desapercibido, esta vez fui con cierta expectativa que me es común últimamente
debido al entusiasmo y satisfacción que me han producido las películas
violentas, o de acción o de ciencia ficción (nunca se sabe qué género manda en
las mezclas hollywoodenses) en los últimos meses.
Lo primero que ves en pantalla es la mamá de
Superman. Ella gime y puja con pundonor pues se encuentra dando a luz a un nene
que aunque no lo quiera y aunque irónicamente haya sido concebido con total
imparcialidad, va a tener la gigantesca e intrincada labor de comerse la
responsabilidad de salvar a un mundo que se la pasa (y eso se ve más adelante)
tachándolo de raro o de poco listo, lo cual es bastante duro a pesar de que en
el fondo él se lo haya ganado. Entonces la mama de super-mansito da a luz a su heredero en una coyuntura de guerras y
violencia en el planeta Criptón, para malestar y jaqueca de los chicos malos
que equivaldría en Perú a los senderistas o a la gente de Patria Roja. Entonces
este bebé nada afortunado es enviado a la tierra con el fin de ser salvado y
salvar además en su carga genética a la población de Criptón. Esta parte es
bastante oscura: Superman niño crece en Kansas junto a una familia de red necks quienes tratan de criarlo como
a un niño normal pese a los continuos problemas mentales y sociales que
enfrenta, aunque sorprendentemente después de ser víctima de bullying durante
su niñez y adolescencia, termina la secundaria como un joven pacífico y de buen
talante. Es entonces cuando decide salir al mundo: viaja interestatalmente
cachueleándose en diversos trabajos que de cierta manera le permiten disipar
una oculta tristeza o nostalgia centrada en su condición de huérfano.
Es así como Superman ya adulto comienza una
guerra sin tregua por salvar al mundo, guerra a la que sus propios padres y
paisanos de Criptón lo han expuesto. Conoce a la periodista Louis Lane y tal
vez por primera vez siente que algo podría tener sentido, un ánimo menos gris
lo acompaña a cada batalla.
El final está regalado: Los malos mueren,
sobrevive la bondad, es decir el capitalismo estadounidense y Superman consigue
trabajo en la misma empresa periodística de Louis. Aquí, sin ánimos fatalistas,
viene el gancho con la probable segunda parte de Superman el Hombre de Acero: ¿Cumplirá
Superman un trabajo eficiente como periodista? En vista de su ineficiencia y
horrografía ¿Será confinado al periodismo deportivo o de espectáculos? ¿Terminará
siendo el “chico del café” en la oficina? No se pierdan esto y más en la
segunda parte de El hombre de a - Cero.
A´cero. Esperar que Superman sea un correcto, por lo menos, periodista, equivale a evitar mirar de reojo a Megan Fox por ejemplarizar, si se la tuviera a un lado en una salón de clase. Imposible concentrarse. Tengo pendiente ver la peli para extender mi comentario.
ResponderBorrar:D un beso