miércoles, 19 de junio de 2013

Modorra





He vendido la mejor de las mentiras esta noche
al acercarme como una serpiente a tu cama
y sé que en el fondo te has asustado con timidez
o quisiste gritar de espanto

yo, al igual que tú, no conozco nada
pero te he mentido dentro de esta caja toráccica
que nos asfixia
le he puesto a mi voz un color ambar
que jamás pronunciaría en silencio

luego me darás las gracias






martes, 18 de junio de 2013

El hombre de Acero




Aunque no me crean, admito que nunca antes vi una película de Superman. De hecho, a pesar de que siempre había pasado desapercibido, esta vez fui con cierta expectativa que me es común últimamente debido al entusiasmo y satisfacción que me han producido las películas violentas, o de acción o de ciencia ficción (nunca se sabe qué género manda en las mezclas hollywoodenses) en los últimos meses.

Lo primero que ves en pantalla es la mamá de Superman. Ella gime y puja con pundonor pues se encuentra dando a luz a un nene que aunque no lo quiera y aunque irónicamente haya sido concebido con total imparcialidad, va a tener la gigantesca e intrincada labor de comerse la responsabilidad de salvar a un mundo que se la pasa (y eso se ve más adelante) tachándolo de raro o de poco listo, lo cual es bastante duro a pesar de que en el fondo él se lo haya ganado. Entonces la mama de super-mansito da a luz a su heredero en una coyuntura de guerras y violencia en el planeta Criptón, para malestar y jaqueca de los chicos malos que equivaldría en Perú a los senderistas o a la gente de Patria Roja. Entonces este bebé nada afortunado es enviado a la tierra con el fin de ser salvado y salvar además en su carga genética a la población de Criptón. Esta parte es bastante oscura: Superman niño crece en Kansas junto a una familia de red necks quienes tratan de criarlo como a un niño normal pese a los continuos problemas mentales y sociales que enfrenta, aunque sorprendentemente después de ser víctima de bullying durante su niñez y adolescencia, termina la secundaria como un joven pacífico y de buen talante. Es entonces cuando decide salir al mundo: viaja interestatalmente cachueleándose en diversos trabajos que de cierta manera le permiten disipar una oculta tristeza o nostalgia centrada en su condición de huérfano.

Es así como Superman ya adulto comienza una guerra sin tregua por salvar al mundo, guerra a la que sus propios padres y paisanos de Criptón lo han expuesto. Conoce a la periodista Louis Lane y tal vez por primera vez siente que algo podría tener sentido, un ánimo menos gris lo acompaña a cada batalla.
El final está regalado: Los malos mueren, sobrevive la bondad, es decir el capitalismo estadounidense y Superman consigue trabajo en la misma empresa periodística de Louis. Aquí, sin ánimos fatalistas, viene el gancho con la probable segunda parte de Superman el Hombre de Acero: ¿Cumplirá Superman un trabajo eficiente como periodista? En vista de su ineficiencia y horrografía ¿Será confinado al periodismo deportivo o de espectáculos? ¿Terminará siendo el “chico del café” en la oficina? No se pierdan esto y más en la segunda parte de El hombre de a - Cero.




viernes, 14 de junio de 2013

El mar sigue allí





parece que oyera una voz o un sonido, 
o la versión onomatopéyica de una risa, 
una risa que rompe estruendosa a lo largo 
del silencioso pasillo de tu inmaculada distancia,
y que, a pesar de mi desesperación y de mi tristeza, rabia contenida, ira, confusión o amargura,
nada cambia.
ni tu azul cresta derramada convirtiendo al todo en una piscina de colores
y yo ese pez que nada insensible, intrépido
en las profundidades
entre los cardúmenes
en el infinito.







miércoles, 5 de junio de 2013

all day little lune




El recorrido de la puerta de mi casa hasta la puerta de mi cuarto se me hace un mundo. De la puerta de mi cuarto hacia adentro me transformo en un ser libre y ocioso. Sacarme la ropa, ponerme la pijama, son trabajos forzosos cuya razón desconozco por completo. Me pregunto el por qué de tanto rito y por pura flojera no me respondo y sólo me dejo llevar por el sentido de comodidad que, a mi parecer, es el más placentero y el menos cansado. Hace tiempo que he decidido dormir a los pies de mi cama por que he descubierto que es el lugar perfecto para conciliar el sueño, pero no cualquier sueño, sino un sueño vaguísimo y superfluo que es el que quiero, un sueño que se escapa totalmente de la seriedad de la vida y me permite hacer y deshacer a mi antojo en aquel mágico limbo cuya puerta son mis ojos cerrados. Duermo a los pies de la cama y algunos huéspedes que llegan se sorprenden y no entienden, pero sé que a solas en sus cuartos lo intentan y terminan convencidos de que el borde final de la cama es el mejor lugar del mundo.