Un par de zapatos me compré.
Blanco y negro los compré.
La punta negra
El cuerpo blanco
En una tienda de almacén.
La tienda era chica
La dueña también.
Ropa usada
Y de alquiler
Todo barato
Todo a granel
En una tienda de almacén.
De lejos un cartel advierte
“No se acepta el devolver”
Y aunque dudosa pero contenta
Los zapatos me compré.
Los use un día
¡Y macanudo!
Y hubo una segunda vez
A la vez tercera
No podía
Bajarme la hinchazón de los pies.
¡Pero qué infamia!
¡Qué cobardía!
Tan malos zapatos vender
Desde entonces ya no vuelvo
A la tienda de almacén.
Y así a veces cuando paso
Por el edificio aquel
Miro siempre desde lejos
Con desidia con desdén
Mientras lloran con recelo
mis deditos de los pies.
Malas tiendas, malos dueños
Que juegan con nuestros pies
¡Deberían castigarlos
por estafa tan cruel!
Ahora los zapatos
Me miran al revés
En un rincón de mi cuarto
Con vergüenza tal vez
Pobrecillos, no los culpo
Tan mala suerte correr
Y les juro que no vuelvo
A la tienda de almacén.
mi poema favorito en años
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