Era un pueblo con
nombre de hombre
a orillas de la carretera.
Tenía un mercado
Y un pequeño parque de
diversiones
En realidad solo era
una
Montaña rusa
A la que subíamos
todos los jueves
Y yo gritaba como loca
Y él sólo se encogía
de hombros
Pero hacíamos el amor
casi
Todos los días
A pesar de que a mí se
me había pegado
La costumbre malsana
De querer tener varitas
mágicas
Para resolverlo todo.
De día moríamos pero
Por la noche todo era
distinto.
Y luego él se fue
yendo un poco más
Hacia el sur
Que de costumbre
Y yo solo dormía por
placer
En las bancas con moho
del recuerdo.
Pero era un pueblo
A orillas de la
carretera
Con nombre de hombre
Con su montaña rusa
Y su mercado para comprar
Pequeños vestigios
De vida.