miércoles, 26 de enero de 2011


Imagino entonces que un hombre lee mi blog, lee cada una de mis entradas detalladamente, lee esta así como otras entradas igual de patéticas, y ríe, y ríe con la risa de un hombre muy malo, ni siquiera es la risa de un payaso ni la de un animal (hiena, rata o alguna especie de ave), sino la risa verdadera de un hombre verdadero que posee la más verdadera de todas las maldades. Ríe y su audacia ríe con él, y ríe porque se burla de mi malestar lo cual considero inaudito, deplorable, vil e inmoral.






Se me cae el pelo y con él las circunstancias, pequeños seres de viento que de encontrarme en mejores condiciones, recogería del suelo con la cautela de un niño, ya saben que me gusta jugar con mi destino, con mi pobrísima suerte. Debería yo ser más entusiasta. Dicen que ahora las mujeres gobernamos el mundo, que tenemos derechos más concretos, que nadie nos puede pisar el talón sin que pague por ello. Dicen que ahora las mujeres somos más independientes y fuertes, y yo no sé si eso es más bien un esfuerzo por parecerse a una imagen del hombre que se queda cada vez más pegada en nuestro inconsciente, una imagen falsísima, una imagen tan patética como mis ganas de oír música X hoy. Una imagen que no creo cierta, que mas bien pienso que ha sido creada con un propósito y que todo ello radica en la Biblia. Los intelectuales fueron hombres que leyeron mucho porque tuvieron tiempo para hacerlo mientras las mujeres cuidaban a sus hijos. Ahora dicen que la mujer es más culta pero la culpan de descuidar la crianza de los niños, yo les digo que es simple, no tengan hijos. Es como que tienen unas tremendas ansias por poseer más y más, las mujeres quieren, hijos, sapiencia, dinero, lujos, frivolidad, amor, amor, amor, cuando la verdad es que nada de eso te llevas al morir (tampoco el amor cuyo concepto para las mujeres actuales se traduce en buen sexo, dinero y apariencias). El punto es que las circunstancias han sido dominadas por el ser humano, porque el ser humano lo quiere dominar todo. Y ahora qué? dejarse llevar? Creo que mas bien debemos hacer lo que nosotros queramos. Sí, creo que estoy incluyendo en el mismo saco a todos, y debería entender que también existe gente feliz de trabajar todos los días y de hacer algo que muy en su interior sabe que no es lo suyo.
¡Vaya que se me cae el pelo! Esta tarde de verano el tiempo pasa lentamente.
El tiempo. Y el espacio le dice a las niñas que mejor sería si no nacieran.




Un poema de Antonio Machado



Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
- la tarde cayendo está-.
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón".

Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada".


domingo, 23 de enero de 2011

El ave blanca





Uno de mis sueños es caer desmayada en los brazos de un ave blanca y gigante. Alguna vez se lo comenté a dos o tres personas quienes no comprendieron la importancia de este pequeño ideal mío. Desmayarse (lo cual implica dormir, volver a soñar, volver a derretirse siendo uno ya bastante líquido) es una aviso de tu cuerpo que dice ya basta o algo así. ¿Cuánto tiempo y dinero invertimos en nuestro cuerpo? Muchísimo. Sin darnos cuenta de que en algún lugar hay un ave blanca esperando que, sin importar en qué estado nos encontremos, nos desmayemos en sus brazos, y ella ya se encargaría de acomodarnos para dormir.




viernes, 21 de enero de 2011

Un poema de César Vallejo.


Nunca antes había leído este poema, hasta esta noche. Quise compartirlo con ustedes por razones bastante amistosas. Disfrútenlo y si pueden recítenlo a alguien. Yo esta noche no tengo a quien hacerlo, pero lo leeré a solas (tal vez frente al espejo) en mi habitación. Buenas noches.


Piensan los viejos asnos

Ahora vestiríame
de músico por verle,
chocaría con su alma, sobándole el destino con mi mano,
le dejaría tranquilo, ya que es un alma a pausas,
en fin, le dejaría
posiblemente muerto sobre su cuerpo muerto.

Podría hoy dilatarse en este frío,
podría toser; le vi bostezar, duplicándose en mi oído
su aciago movimiento muscular.
Tal me refiero a un hombre, a su placa positiva
y, ¿por qué no? a su boldo ejecutante,
aquel horrible filamento lujoso;
a su bastón con puño de plata con perrito,
y a los niños
que él dijo eran sus fúnebres cuñados.

Por eso vestiríame hoy de músico,
chocaría con su alma que quedóse mirando a mi materia...

¡Mas ya nunca veréle afeitándose al pie de su mañana;
ya nunca, ya jamás, ya para qué!

¡Hay que ver! ¡qué cosa cosa!
¡qué jamás de jamases su jamás!




Análisis de un vídeo de Andrés Calamaro.



Hay un vídeo musical que particularmente me gusta mucho y me llama mucho la atención. Es el de la canción
Flaca de Andrés Calamaro. El vídeo en síntesis es bastante sencillo, no está cargado de efectos especiales ni tocado por aquel estilo vanguardista que suele ser bienvenido en los vídeos.

La primera imagen es la de un par de tacones. Estos están puestos en los pies de una mujer acostada boca abajo, lo que se deduce desde que ambos tobillos se entrecruzan en el aire con cierta sensualidad que no le quita en ningún momento el aire cándido que se pretende, a mi parecer. Las piernas pertenecen a una mujer joven y rubia que fuma con la costumbre de un fumador cualquiera o de una fumadora cualquiera. Junto a ella, cierta sombra de un traje, cierto asomo adrede nos sugiere a un Calamaro de cierta manera retorciéndose junto a ella. Puede que estén conversando, puede que estén divagando, digamos sobre la vida, la última novela que leyeron, un chisme mal contado, quién sabe. Luego, gracias a un taimado juego de cámaras nos damos cuenta de que no es una sino tres las mujeres que acompañan a Calamaro quien canta mientras ellas ríen, conversan, leen, fuman, piensan, autodivagan, siguen fumando y observan algo más allá de ellas y la habitación que nunca sabremos qué es. Casi sin notarlo nos damos cuenta que una de las mujeres lee un libro, un libro que menciona la palabra Dios, cábala, sufre, librería, un libro que adivino es de Borges y se titula Siete noches. De pronto ya no estoy tan segura de que sea tres, sino cuatro o cinco las mujeres que acompañan a Calamaro. Tal vez sean seis. Todas las mujeres son hermosas y todas tienen ojos color marrón oscuro. Se asoma de pronto una botella de Champagne. Luego vemos una copa larga con agua y una pastilla efervescente cae dentro. No sé qué decir al respecto.

Lo que viene es mi parte favorita: Calamaro, a solas dentro de una limusina, lee con cierta lejanía un libro que tal vez sea el mismo libro que leía una de las mujeres en la escena anterior.Tiene la ventana del auto abierta y el viento se entretiene con su pelo. Aquí viene algo buenísimo: Calamaro sostiene entre las manos un regalo, una caja envuelta en papel verde cuyo contenido desconocemos. Luego Calamaro sigue leyendo tal vez distraído, Calamaro fuma nervioso, se toma un mate, sigue fumando ansiosísimo y abraza el obsequio verde, sigue tomando el mate, vuelve a leer, es decir el hombre se encuentra en un estado ansioso tremendo, no sabe qué hacer con su apurada, abigarrada y por qué no, humeante existencia. De pronto, Calamaro aparece con una pequeña filmadora entre las manos y filma su recorrido en la limusina. Filma entonces un monumento largo, larguísimo y blanco que asumo como el Obelisco de Buenos Aires. El auto avanza y vemos más imágenes: árboles, un puente, la ciudad de noche. Subrepticiamente se hace de noche y luego sin presentirlo cambia nuevamente al día. Tiendas, un avión sobrevolando y exactamente abajo, un Calamaro bastante acongojado permanece de pie junto a la orilla de una bahía, sosteniendo siempre su obsequio entre las manos. Se lo piensa bastante hasta terminar arrojando el obsequio al mar, que luego ve flotar mientras suenan las última notas de la canción.
¿Y luego qué pasa? Calamaro vuelve a casa. Iba hacia algún lugar, es decir en algún lugar alguien recibiría ese obsequio. Pero ya en casa no hay vuelta atrás, no hay mas que cierta vergüenza, remordimientos, cansancio, sí, sobre todo cansancio.


lunes, 17 de enero de 2011

Madame Robert Arnoux.


Para Richie Zavala.



Mi nombre es Otilia, pero aquí todos me llaman Madame Robert Arnoux. Soy peruana de nacimiento aunque eso no sea algo de lo que me sienta completamente orgullosa, de hecho creo que la nacionalidad no tiene nada que ver con mi suerte, una suerte malévola que adquirí ni bien comencé a tener uso de razón. Provenir de una familia tremendamente pobre, tan pobre que no poseíamos una casa sino que tuvimos que vivir varios años a expensas de una acomodada familia miraflorina, parte de mi vida que no quiero recordar por temor a un autoenferntamiento talve o por verguenza o por escapar del tedio, de la vejez prematura, entonces provenir de una familia así no es un bonito recuerdo ni orgullo para nadie, digan lo que digan, asuman la pobreza como una manera honrada de vivir la vida, sé que en el fondo comparten mi opinión y preferirían cualquier cosa a la humillación de ser pobre. Cientos de personas hubieran dado lo uqe sea por tener la entereza que yo tuve para salir del país. Me las ingenié para unirme a las filas de la Juventud Comunista y así pude obtener un vuelo para capacitarme en París. Allí realemnte cambió mi vida y fue en el mismo París donde sin esperarlo encontré a otro peruano de quien jamás esperé o quise o pretendí tener noticias. Ricardo Somocurcio, un idiota como cualquier otro de quien podría sacar ventaja. Un día después de encontrarnos en París fuimos a su buhardilla. No había mucho tiempo, le pedí que me haga venirme con su boca y de pronto me enamoré. Me hizo el amor. Le hizo el amor a mi pequeña cintura, a mi deseo de sentirme irrigada. No hubo más. A pesar de todo, jamás se lo dije. Le comenté mi próximo viaje a Cuba y no hizo mas que un pequeño berrinche por retenerme con él. Permitió que me fuera y me fui. Poco tiempo después alguien me habló sobre Madame Bovary, una novela de un señor llamado Gustav Flaubert y me sentí colapsada. Tuve fuertes episodios de soledad sumados a una inquietante necesidad por ver a Ricardo. Pero yo no quería repetir la historia de Emma Bovary, así que me convertí en un ser volátil, aunque en el fondo creo que ya había nacido así. Una raza del mal, un ser nacido para la vida casquivana y la mentira. Ahora todo sigue su curso: Estoy casada y mi nombre es Madame Robert Arnoux. La imperiosa necesidad de llamar a Ricardo transita desquiciada mi habitación. No hay tiempo que perder.



Cuarto vecino

Tiempo antes de que Oscar publicara su poemario nuevo, yo ya lo tenía en mi compu por una delicadeza que tuvo conmigo al pasármelo. Estaba emocionado, échale un ojo, me dijo y no sé por qué si él sabe que de poesía sé tanto como él de Enfermería. El punto es que me sentí halagada pero en aquella época yo andaba ensimismada en ciertos asuntos nada agradables que no me gustaría mencionar y aguarles la fiesta a cualquiera de las hermosas personas que se dignen leer este blog. Así que no lo leí sino hasta el día de hoy, cuando después de leer el manifiesto SCUM de Valerie Solanas quedé con cierta sensación de desprotección, vulnerabilidad, cierta tendecia a desertar. Ustedes me entienden, verdad? Entonces encontré el archivo y le dí lectura. Grande fue mi sorpresa cuando me descubrí sumergida en el Cuarto Vecino.
Cuarto vecino es de lejos uno de los poemarios más bonitos que he leído últimamente. Tiene muchas virtudes y se me hace un librito que de tenerlo en la mesa de noche, sería una especie de un buenas noches bastante singular y agradable. El día jueves fue presentado en Trujillo en medio de una ceremonia que imagino alegre y llena de buenos y malos amigos.
La dueña del polvo, distancias y cuarto vecino son algunos de mis poemas favoritos de la tan exquisita colección.
Uno de los versos de La dueña del polvo, dice:

Encerrado en alguna habitación,
el intento del amor
refleja
la soberana lentitud de lo marchito.

Es una de mis partes favoritas. De hecho el poema de cabo a rabo es buenísimo. Consigan el libro.
Aquí una foto de Oscar Ramírez.


Buenas noches.

domingo, 16 de enero de 2011

Un día normal



9:30 am

Despierto con la sensación de vaciedad acostumbrada. Soñé con gemelos monocigóticos idénticos, cientos de ellos caminaban de la mano por un peñasco en Puerto Eten mientras un cabalístico número de ovnis circundaba el área a manera de vigilancia tal vez y sin adivinar que de un momento a otro cada pareja de gemelos se lanzaría por el peñasco tras un sueño marino o tras despertar de un sueño gemelar o tras el deseo de dormir entre las aguas.
Despierto y camino hacia mi café caliente.

2:00 pm

La danza del reloj me recuerda a Nijinski con su precisión, sus pies no humanos, su danza extra terrestre, la volatilidad del espacio en que se movía e imagino a los espectadores preguntándose por qué, por qué un ser tan normal y común y corriente puede reproducir tales movimientos que desafían rotundamente la ley de gravedad y pienso al mismo tiempo que cuando miro el reloj una parte de mi mente se pregunta por qué y la otra responde asintiendo y me vuelvo a preguntar sí? sí qué? y mi mente sigue asintiendo pero esta vez lo hace en forma mucho más aletargada, como en cámara lenta y escucho una voz grave y distorsionada que no logro entender y que proviene de la cocina.

8:30 pm

Ella no es sólo una mariposa, es una flor dormida. Nos encontramos en un bar del centro y nos sentamos a conversar. Ella habla con la ligereza de un minuto y se siente bien. De pronto le señalo un cuadro sobre la pared más lejana del bar. Dos mujeres sentadas sosteniendo las quijadas con las muñecas, sosteniendo las muñecas con la poca fuerza que puede dar una cerveza. He ahí nuestra foto, le digo. Ella sonríe. El bar encierra una nostalgia sombría, no me siento como antes allí dentro. Extraño a mi amado tras el cual fugaron varios poemas inconclusos, varias calles Bucarelli, varias estampillas literariamente absurdas sin guión, sin correo, sin chaskis. Y de pronto los borrachos del bar gritan improperios contra el cantante, una de las mujeres del bar sale a cantar al escenario y, completamente ebria, habla de un examen o de una prueba y vocifera sólo un improperio contra el mesero del bar, quien se da por no habido.








sábado, 15 de enero de 2011

El fruto



Mi plato favorito es el Fruto del Mar. Es un ceviche mixto con crema de leche y un ajicito riquísimo. Se prepara en la cadena de cevicherías de la familia Malca, de la cual una amiga es familiar directa. Ella fue quien me llevó por primera vez a probarlo. Cuando sirvieron el plato y yo vi cebolla en cuadritos, me dijo ya Silvana no jodas, come (sabe que si algo no soporto son las cebollas) y lo probé y pude ver el Cielo.
Me dispuse entonces a buscar la receta en Internet sin éxito alguno.
En verdad les digo que es el ceviche más rico del Perú.
Más tarde mi amiga, a quien llamaremos Cinthia, me llama al celular cuando yo estaba a punto de quedarme dormida.

- Aló?
- Amiga... !!
- Rosa?
- Nop... adivina?
- Ah! Cinthia
- La misma. Te desperté?
- Casi. Oye qué pasó anoche? Por qué no llegaste?
- Me quedé dormida esperando tu llamada... nada de nada.
- Pero si te timbré!! un millón doscientas mil veces.
- Pero ya me había dormido pes
- Igual, no te perdiste de nada bueno. Ni bien llamaste nos fuimos.
- queeé....
- En serio.
- Anda...
- Oye estuve buscando la receta del fruto en internet y nada.
- Y si la encuentras seguramente luego te pones a vender fruto a sol en carretilla.
- No mujer!
- Mira, mezcla el ceviche con mayonesa y me cuentas.
- Y el ají?
- No sé! Nunca me gustó cocinar.


***

Jason va a la playa.

Si las mujeres
fueran
todas iguales entonces yo
decidiría cambiarme
de sexo.
Si los hombres
fueran
todos iguales entonces tú
serías verde.
Si se levanta una piedra
y se encuentra
una poeta
adolescente,
y todas las poetas adolescentes
levantan la mano
entonces ya no habría
por qué
vivir.




jueves, 13 de enero de 2011

Ollé


Estuve leyendo un poema que me gusta bastante y quise compartirlo con ustedes. Es de la escritora peruana Carmen Ollé. Supe de ella en 4to de Secundaria, cuando se nos designó su libro Por qué hacen tanto ruido? para lectura. Se me hizo encantador.

Suburbio

Aquélla, la más perversa nunca amó.
Se enredó en mis brazos entre sábanas. Sabia,
los pies hacia la puerta...

Irascible, su único defecto era su única virtud,
al placer amó más que al dinero,
a una cicatriz
que aun collar de perlas.
Yo que frecuento las tabernas cerca al mar
sé que ella piensa en Lautréamont
- nombre desconocido -
y en la melancolía de un atardecer gracioso
como un ojo vaciado.


Lo leí hace años y siempre lo recuerdo. Bonito no? Bolaño decía que la poesía es literatura para desesperados. Opino que la poesía es genial. A grandes rasgos, no sé opinar.



miércoles, 12 de enero de 2011

Un cuento pesadilla




Conduzco a 80 millas por hora. Voy camino a New York City. 90, 100. Malditas millas, en verdad no sé por qué existen, si basta y sobra con los kilómetros. Conduzco y miro el cielo azul y perplejo, mirándome con aburrimiento y sonrojo. El cielo sabe que lo miramos y eso lo vuelve terriblemente nervioso. La fotografía constante. No le presto importancia y lo sigo mirando, y puedo ver que las nubes amorfas empiezan a tornarse cada vez menos nítidas por la entrada de la noche. Ha sido una tarde sin puesta de sol.
Ya no puedo ir más lejos porque el carro se ha malogrado de forma intempestiva. Me bajo y camino. Y las calles están tan solas, como en las canciones de Nacho Vegas.
Camino entonces con los pies de gato negro, temiendo espantar o ser espantada. Camino con todo el cuerpo tal vez concentrado en el asfalto, por eso mis ojos caminan, mi vientre, mis manos, mis senos caminan.
Veo un viejo tren de carga a lo lejos, lleno de pasajeros, sus vagones ya roídos por el tiempo y el oxígeno. El último vagón estalla de pronto ante mis ojos envolviendo el ambiente en amarillos, rojos, azules, violetas.
Y la gente muere con la vehemencia de un sueño, mueren por aplastamiento en los bagones mientras la sangre les brota de los ojos y oídos.
Parpadeo varias veces y una luz intensa me recuerda a tus ojos sin lentes de sol.
Despierto en la cama de un hospital casi vacío. Un hombre entra a mi habitación. Sin saber por qué, lo saludo:
- Doctor....
Él se me acerca como un niño. Me entrega un oso hormiguero de peluche.
- Ahora sí, duérmete.



Bigmouth

Mi historia con The Smiths es bastante corta. La primera vez que los escuché yo tenía 20 años y no sabía nada de música. Fui a una proyección de videos musicales en la Alianza Francesa de Chiclayo, y recuerdo que la canción que tocaron de ellos fue Heaven knows I'm miserable now. En el video Morrisey cantaba con una rama de árbol incrustada en la parte de atrás del pantalón. Eso fue suficiente para no olvidarlo nunca más. El único dato curioso pero nada extravagante es que su primer disco fue lanzado en el año de mi nacimiento, lo que me produce una pequeña pero profunda satisfacción.
Los dejo con una canción que me fascina. Es de Morrisey, una de las primeras que sacó como solista, The more you ignore me the closer I get.

Disfrútenla !



The more you ignore me
The closer I get
You're wasting your time
The more you ignore me
The closer I get
You're wasting your time

I will be
In the bar
With my head
On the bar
I am now
A central part
Of your mind's landscape
Whether you care
Or do not
Yeah, I've made up your mind

The more you ignore me
The closer I get
You're wasting your time
The more you ignore me
The closer I get
You're wasting your time

Beware !
I bear more grudges
Than lonely high court judges
When you sleep
I will creep
Into your thoughts
Like a bad debt
That you can't pay
Take the easy way
And give in
Yeah, and let me in
Oh, let me in
Oh let me ...
Oh, let me in
IT'S WAR
IT'S WAR
IT'S WAR
IT'S WAR
IT'S WAR
WAR
WAR
WAR
WAR
Oh, let me in
Ah, the closer I get
Ah, you're asking for it
Ah, the closer I get


La conmiseración de los profesionales de Salud en el Perú es una reverenda porquería.



Hoy fui a ver a Karla y me contó una anécdota, una anécdota sobre un muchacho que yo conozco. Se llama John Smith García y tiene 22 años. Lo conocí en una clínica en la que estuve trabajando por el mes de Noviembre del año 2010. Cuando dejé de trabajar John seguía hospitalizado, por lo que Karla fue enterada de esta historia cuando yo ya había salido y él estaba por ser dado de alta. Es preciso mencionar que si Karla supo algo fue porque en primera instancia lo vio en el periódico, muy pequeño en el área de regionales, un artículo que llevaba por encabezado Médico bota a paciente de hospital por ensuciar pasillo con deposiciones, noticia que desde el primer momento la impactó, y que luego pudo corroborar y aumentar gracias a un familiar suyo que pudo, gracias a una magistral suerte, presenciar el hecho. Entonces Karla me decía que el joven John Smith García, paciente de la clínica Juan Pablo II de la ciudad de Chiclayo había sido expulsado de dicho recinto tras palabras severas e intransigentes del médico de planta, debido a que al momento de trasladarlo por un pasillo para su posterior alta, el joven cediendo ante la debilidad de su cuerpo y siendo imposible para él hacer un esfuerzo para controlar sus esfínteres, no pudo evitar expulsar determinada cantidad de heces fecales en una masa de aproximadamente 200 cc. Indignado el médico de turno, lanzó su furor sobre el joven y su madre, propinando insultos y agravios a diestra y siniestra, y obligándolos a su vez a expulsar el hospital que tanto esfuerzo les cuesta mantener en orden y limpieza.

Fue en ese momento en que John Smith decide apelar a las enfermeras que de buena gana siempre brindaron acertados cuidados durante su estadía. La enfermera presente, licenciada Diana Morante simplemente atinó a lanzar un gesto de tristeza hacia el joven mientras movía los labios pronunciando ciertas palabras que John no comprendía, entonces se preguntaba qué, qué es lo que me está diciendo la señorita Diana, pero solo veía sus labios moverse y recordaba en ese momento aquellas películas en las que los animales pueden hablar, cosa que siempre le pareció completamente extraña y absolutamente anti-natura.

Sin el soporte de su fiel amiga la enfermera, John tuvo que acudir al policía del hospital. Pasa pasa nomás flaquito, dijo el policía, si el doctor te está botando es porque algo has hecho mal, vaya nomas señora, llévese a su hijo antes que el doctor se caliente más. Entonces John y su madre tuvieron que abandonar el hospital, sin derecho a pasar por los servicios higiénicos para el respectivo aseo.

A la salida, un par de periodistas esperaban con agitación la salida de John Smith García y su madre. Las noticias vuelan pues. Gracias a Dios.




lunes, 10 de enero de 2011

Animal Planet al extremo.


En el animal más egoísta, Silvana sale en Primer lugar.

En el animal más ruidoso, Paula sale en Primer lugar.

En el animal más ocioso, Yasmin sale en Primer lugar.

En el animal más borracho, Felix sale en Primer lugar.

En el animal más ojón, Silvana sale en Primer lugar.

En el animal más antipático, Paula sale en Primer lugar

En el animal más odioso, Felix sale en Primer lugar.

En el animal más bonito, Paula sale en Décimo lugar.

En el animal más horrible, Silvana sale en Primer lugar.

En el animal más bonito, Paula no sabe en qué lugar sale Yasmin.

En el animal menos querido, Paula sale en Primer lugar.

En el animal más insomne, Paula sale en Segundo lugar, Silvana en Primer lugar.




domingo, 9 de enero de 2011

Un poema.





Un poema que habla de un paisaje tras una casa.
Una casa que habla de un paisaje delante suyo.
Un poema recitado por una mujer en aquella casa.
Un poema de un poeta que se pierde en un laberinto,
que se pierde en el desierto.
Una casa sin calefacción en invierno.
Un verano humeante.
Un balcón inacabado.
Una casa de un sólo piso.
Una mujer que recita boca arriba en el sofá.
Un invierno danzante.
Un verano huidizo.
Una casa en ruinas.
Un paisaje de testigo.
Una puesta de sol número 345.
Una puesta de sol sin árboles.
El desierto.