miércoles, 13 de febrero de 2008

Quiero

Quiero sentarme de piernas cruzadas ante cualquier abismo y mecerme hasta perder el miedo.
EL miedo es una fracción de tiempoen un bolsillo vacío.
Quiero cantar mis canciones favoritas mientras como gelatina.
Quiero regar agua en lo alto de una escalera.
Quiero cerrar los ojos y contar cuántas pecas tiene el silencio.
Quiero un abrazo, un conversar y un lapicero.
Los lapiceros son los mejores amigos cuando hay miedo.
Dibuja una puerta. Escapa.
Quiero un estornudo que me haga ver estrellas, y luego cogerlas todas para mi.
Quiero el mundo en una envoltura de caramelo, chuparlo
y pasárselo a un buen amigo.
Quiero compartir.
No quiero temer.
Quiero confiar.
Quiero mi alma en la parte de adelante del cuaderno.

sábado, 9 de febrero de 2008


El silencio.
Es bonito.
¿Acaso no te gusta?
Es Necesario.
Es Indispensable.
100 míos ya son tuyos
desde que hablaste.

Cuento

Hablando objetivamente, nunca conoceré el porqué de tanta indiferencia. En realidad, sé que necesito más atención de su parte y en momentos he llegado a reclamarla, pero no obtuve respuesta alguna.
Puede que sea el sueño o el cansancio cerrándole la boca mientras lloro y me deprimo, puede que no le vea importancia a lo mío y piense: "boberías", puede que piense que yo misma debería arreglar mis asuntos.
Son las 6:55 de la mañana y logré despertarme después que el despertador sonara a las 6 en punto. Me tomo el tiempo para echar un vistazo a mi cuarto y lo primero que se me presenta es aquella imagen mía que traté de arreglar hace unos días: camisa negra al igual que el cabello, rostro y brazos verdes, como una Hulk moderna. Me pregunto si el haber modificado esa foto significará algún transtorno de la personalidad...¿Falta de aceptación?
Mis ojos se clavaron en las cartas de mi novio pegadas en el revés de la puerta del ropero. Solo las miro y ellas me miran también, asustadas, prefiriendo un silencio de mi parte. Me quedé en blanco. Sin querer, pasaron diez minutos y ya se hizo más tarde aun para ir al trabajo. Me visto con apuro y agrego un cuaderno más a mi maletín ya listo desde hace varios días. Bajo las escaleras con cautela y, atravesando el corredor llego a la cocina. El desayuno es como ella conmigo: a medias. Una taza de avena. No pan, no jugo, no huevos revueltos, no mermelada. si mantequilla agria, cuya cajita está cubierta de polvo y moho. Unas monedas en la mesa, las cojo y salgo corriendo a buscar un taxi. Todos me piden más de lo que normalmente pago. No importa, me subo en el siguiente que para. Me lleva a una velocidad bien rica, no sé cuál será, pero era la que yo quería. Por fin se me complace en algo. Ahora quisiera que el trabajo quedara más lejos, mucho más lejos, en una zona suburbana de otro planeta, en la palma de una mano medio muerta. Empiezo a ver mucho tráfico y no me da tiempo para pensar porque ya un bus muy grande ha golpeado el taxi donde iba yo, y de pronto mi cabeza viene a estrellarse contra una luna que se rompe y todo se llena de sangre. No logro ver al chofer, que por cierto tenía la radio del auto prendida y sonaba una canción muy bella. Sólo veo en mi mente a mi madre con mis hermanas, charlando, una cómoda mañana de domingo, un atardecer, risas, un solo y triste llanto.


viernes, 1 de febrero de 2008

La procrastinación: una epidemia de nuestros días



La procrastinación es un complejo transtorno del comportamiento que a todo el mundo nos afecta en mayor o menor medida. Consiste en postergar de forma sistemática aquellas tareas que debemos hacer, que son cruciales para nuestro desarrollo y que son reemplazadas por otras más irrelevantes pero más placenteras de llevar a cabo. Es asumida popularmente como simple "pereza".

Afecta a multitud de perfiles (el ejecutivo que aplaza una y otra vez una reunión porque la prevee conflictiva, el estudiante que aplaza indefinidamente el estudiar para sus exámenes,etc.) y cada vez más se está convirtiendo en un serio de problema que afecta a al salud psicológica de los individuos y, por ende, a la salud social de una comunidad.

La procrastinación se manifiesta ante todo como una pésima gestión del tiempo. El "procrastinador" suele o bien sobrestimar el tiempo que le queda para realizar una tarea, o bien subestimar el tiempo necesario -según sus recursos propios- para realizarla. Éstos son solamente un par de los muchos autoengaños en los que el procrastinador incurre. Como veremos más adelante, una de las actitudes típicas de un perfil determinado de procrastinador es la excesiva autoconfianza., una falsa sensación de autocontrol y seguridad. Por ejemplo, imaginen que se nos da 15 días para presentar un informe. En nuestro fuero interno estamos convencidos que solo necesitaremos 5 días para hacerlo, incluso menos. En ese momento pensamos "hay tiempo de sobra, no es necesario ni siquiera empezar a hacerlo!". Y se posterga día tras otro una tarea que no solamente no nos ilusiona hacer, si no que, en cierta manera "ya hemos terminado" en nuestra mente confiada cuando ni siquiera hemos movido un dedo por ella. Al acercarse el plazo de entrega de forma peligrosa, de repente, nos damos cuenta de que no seremos capaces de cumplir con la tarea que se nos ha asignado. Entonces pensamos "No tengo esto bajo control, no tendré tiempo!!" y comenzamos a trabajar en ello de forma atropellada, con una gran carga de estrés.
En ese momento aparece en escena otro autoengaño, y es el aquél de "Solo bajo presión trabajo bien". Lógicamente, porque realmente no hay otra opción en ese punto!.

Frecuentemente esta actitud y manera de proceder es típica de personas que confían mucho en sus posibilidades. Si, además, es realmente así -la persona tiene realmente esas capacidades- es posible que el final de la historia sea que aquella tarea se entregue en el plazo y con unos resultados óptimos. Esto envía un mensaje aparentemente erróneo al procrastinador ("mira qué nota he sacado a fin de cuentas!") que observa como ha obtenido una recompensa a su forma estresada de trabajar; por lo que reiterará en su conducta, aunque ésta siempre le traiga ansiedad y problemas en general.

Los causas o motivos que pueden llevar a una persona a padecer de procrastinación son tan diversos y complejos que resultaría muy correoso plasmarlos en un solo artículo. Hay personas que "procrastinean" de resultas de un estado depresivo (la depresión conduce a estados de letargo). Otras en cambio son amantes del perfeccionismo, y ésto las priva de empezar a realizar proyectos porque temen que no podrán hacerlo tan perfecto como ellas desean, y por lo tanto pierden la motivación. También una baja tolerancia a la frustración ayuda a "dejar las cosas de lado", por miedo a que nos desborden y por tanto por miedo a cómo nos sentiremos entonces. Otro perfil muy distinto sería el de aquellas personas muy activas que disfrutan gestando ideas, pero que no pueden finalizarlas porque enseguida se distraen generando ya la siguiente; y postergan así decenas de tareas que obviamente no tienen tiempo para completar.

Y eso solo mencionando una minúscula porción de los muchos perfiles de procrastinador que se pueden encontrar.



Fuente: http://www.telegama.com/societyof2000/ver.asp?art=3619